¿Hubo infanticidio de niñas en la historia reciente de España?
Cuando hablamos de infanticidios, nuestra mente evoca imágenes de países lejanos y con pobreza. Nos lleva, por ejemplo, a la India y a las niñas que se matan o se dejan morir al saber que no son varones, pero jamás pensamos que los infanticidios de niñas también han podido ocurrir en España. ¿Qué hay de verdad en ello?
A principios de la década de 1990, Amartya Sen, Nobel de Economía, acuñó el término missing women (mujeres desaparecidas) y denunció que más de cien millones de mujeres estarían vivas de haber tenido las mismas oportunidades sociales y económicas que los hombres. Desde entonces, numerosos estudios han denunciado los abortos selectivos, los infanticidios y las prácticas que elevan la mortalidad de las niñas durante la infancia en sociedades con una elevada preferencia por el varón.
Aunque este fenómeno parece que hoy en día se concentra en países como China o India, también hay presencia de abortos selectivos en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra o España entre familias provenientes de culturas que discriminan a las niñas. Pero, además, en un pasado no tan lejano, la preferencia por los varones también caracterizó nuestras sociedades.
En este sentido, estudios recientes muestran que prácticas que derivaban en muerte prematura de niñas, como el infanticidio o la falta de cuidados necesarios para garantizar su supervivencia, tuvieron una mayor presencia en la historia de Europa de lo que se pensaba hasta ahora. Estas prácticas son, de hecho, claramente visibles en la España del siglo XIX y parecen haber persistido hasta bien entrado el siglo XX.
El déficit de nacimientos femeninos
La tasa de masculinidad al nacimiento que se observa en la España de principios del siglo XX, con valores próximos a 110 niños por cada 100 niñas, se sitúa muy lejos de los valores biológicos considerados normales, lo que sugiere que muchas niñas no superaban los primeros días de vida. La alternativa a la existencia de prácticas discriminatorias que derivan en muerte prematura es que las niñas estuvieran vivas, pero que no haya constancia de su existencia en el registro civil.
Pero ¿qué ocurría realmente en España? ¿Hubo infanticidios o subregistro de nacimientos femeninos? Esta es la pregunta que hemos querido responder en nuestro estudio publicado recientemente en Cliometrica, con título Economic development, female wages and missing female births in Spain, 1900–1930.
En España, a principios del siglo XX, las leyes obligaban a las familias a registrar a los recién nacidos y no hacerlo conllevaba una sanción económica, pero debían desplazarse hasta donde estuviera el registro; es decir, había que renunciar a ganar una parte del salario. En este sentido, la decisión de registrar o no al recién nacido dependería del coste relativo de hacerlo, por lo que se deduce que, en épocas de mayores salarios, el coste de registrar también sería mayor y observaríamos una menor presencia de niñas en las estadísticas motivada por el subregistro de nacimientos femeninos.
Pero, por otro lado, en una época en la que claramente se preferían los hijos varones, garantizar la supervivencia de las niñas dependería de disponer de los recursos económicos suficientes, no solo para permitir que existieran, sino incluso para cuidarlas y alimentarlas igual que a los niños y evitar que contrajeran enfermedades por negligencia y murieran en mayor proporción que los chicos. Por ello, podríamos encontrar una relación opuesta: ante aumentos salariales, observaríamos una mayor presencia de nacimientos femeninos en las estadísticas y este aumento estaría motivado por la disminución de muertes evitables de niñas.
¿Muertas o no registradas?
Para encontrar respuestas y discernir cuál era el peso que tenía el subregistro respecto al que tenía la muerte por negligencia o descuido en la desaparición de niñas de los registros de nacimientos, nuestro estudio compara la relación entre los salarios del momento con los datos de registros de nacimientos femeninos. Elegimos para ello la época de la Primera Guerra Mundial porque, durante ese periodo, España experimentó grandes shocks exógenos de demanda que implicaron fuertes fluctuaciones económicas (entre ellas, salariales), lo que supone un escenario idóneo para ser analizado.
Además, para identificar el efecto de los salarios en la proporción de nacimientos femeninos se tienen en cuenta divisiones históricas en la percepción del valor de la mujer en la sociedad y en la importancia que se daba en cada provincia a informar sobre el estatus laboral de las mujeres.
Combinando datos, este estudio descubre que, cuanto más suben los salarios, más aumentan los nacimientos femeninos. Es decir, que las prácticas que derivaban en muertes prematuras tenían un peso mayor que la no inscripción de su nacimiento en los registros.
El estudio también muestra cómo la relación entre los salarios y la proporción de nacimientos femeninos fue descendiendo durante los años 20 hasta ir desapareciendo, probablemente gracias a la mejora de las oportunidades laborales femeninas. Es decir, que el crecimiento económico de una región no es suficiente para que la discriminación desaparezca, ya que es necesario que aumenten las oportunidades económicas para las mujeres de manera que las familias dejen de percibirlas como “peores opciones” que tener un varón.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.