#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿Qué son los linfocitos T y cómo luchan contra las células infectadas? Los linfocitos responsables de la lucha célula a célula

Responde: Antonio G. Pisabarro De Lucas, catedrático de Microbiología en el Departamento de Ciencias de la Salud y director del Instituto IMAB (Institute for Multidisciplinary Research in Applied Biology-Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

 

En episodios anteriores (ver más abajo la serie de artículos),  hemos seguido el inicio de la enfermedad COVID19 y cómo nos defendemos de él mediante una respuesta inespecífica y mediante anticuerpos. Hoy veremos que aún hay otro nivel de coordinación y defensa inmune que nos ayuda a protegernos y a recordar a los patógenos: la inmunidad celular.

En la médula de los huesos, las células-madre de la rama linfoide no sólo producen los linfocitos B cuya misión (fabricar anticuerpos) vimos el otro día. También producen linfocitos T, unas células especializadas en la detección y destrucción selectiva de células infectadas y en la coordinación de la respuesta inmune.

La vida de los linfocitos T es complicada. Mientras que sus hermanos, los linfocitos B, se quedan en la médula ósea para madurar, los linfocitos T emigran siendo aún niños a un lugar extraño del que todo el mundo habla pero que casi nadie ha visto: el timo, su nuevo hogar donde se llamarán timocitos. El timo es un lugar peculiar en los humanos: cuando nacemos, es un órgano que se puede distinguir del paisaje que lo rodea como una fina capa de tejido de color gris con toques rosados del tamaño de una pequeña caja de cerillas, situado detrás del esternón y delante del corazón, en una región llamada mediastino. Sin embargo, al crecer, el timo comienza a disminuir de tamaño y muchas de sus células son reemplazadas por células grasas de forma que, en personas adultas, parece que termina por desaparecer. En esa academia oculta tras el frondoso bosque de tejido adiposo, sin embargo, tiene lugar uno de los procesos más importantes para nuestra supervivencia: la maduración de los linfocitos T.

Los linfocitos T pueden ser de dos tipos: los Tc citotóxicos (también conocidos por su tarjeta de identidad: CD8+) y los TH cooperadores (helper, con tarjeta de identidad CD4+). Al alcanzar su madurez, ambos tipos de linfocitos abandonan la academia tímica y comienzan a patrullar por los sistemas circulatorio y linfático escrutando cada célula que encuentran en su camino para detectar la menor señal de invasores del organismo.

Los Tc van de célula en célula, de casa en casa, y comprueban, como hacen sus parientes lejanos, las células NK, qué hay dentro de las células revisando qué muestran en su exterior. De esta forma, se aseguran de que las células de nuestro organismo estén sanas, ya que, si una está infectada por un virus o muestra otro tipo de anomalía, presentará en su exterior algún signo de su situación que será reconocido por un linfocito Tc, que, entonces, liberará sustancias que la matarán destruyendo, a la vez, al invasor. Siendo esta actividad muy parecida a la de las células NK, es, sin embargo, mucho más selectiva: las células NK son inespecíficas, mientras que los linfocitos Tc son absolutamente selectivos  y cada uno destruye únicamente un tipo de células infectadas por un agente extraño determinado. De esta forma, los linfocitos Tc destruyen los virus que se han quedado agazapados en el interior de nuestras células y no son neutralizables por los anticuerpos producidos por los linfocitos B.

Los TH desarrollan una aún más esencial y compleja. Estos linfocitos no revisan las células normales de nuestro cuerpo, sino que se centran en interrogar a las células-barrenderas (los macrófagos) que encuentran en su camino. Les preguntan qué han recogido, qué han comido en su tarea de limpieza. Si el macrófago muestra que ha recogido/comido algo extraño que no proviene de tu propio organismo, el linfocito TH que detecta esta anomalía da la voz de alarma produciendo una gran cantidad de señales químicas (interleucinas) que activan otros linfocitos T y B para que comiencen a dividirse aumentando su número para hacer frente a la infección. Algunos de estos linfocitos TH se conservarán, más tarde, como células de memoria inmune viviendo muchos meses o años inactivos en nuestro cuerpo en guardia frente a una nueva  infección por el patógeno que los activó.

Los linfocitos TH son los verdaderos coordinadores de la respuesta inmune. Son el centro de llamadas que recibe las alertas y coordina las respuestas. Estos linfocitos son especialmente sensibles a algunos virus, como el VIH que, al destruirlos, destruye la coordinación del sistema inmune, causando la severa inmunosupresión, que es el origen del sida.

De esta forma, en el centro del gabinete de la crisis infecciosa, los linfocitos TH reciben la información que les aportan los fantasmales macrófagos que traen, entre sus pseudópodos, restos de los virus que eliminaron y coordinan la respuesta que permitirá el envío de más linfocitos B productores de anticuerpos y linfocitos citotóxicos a las zonas de crisis para eliminar los invasores que circulen entre los tejidos y los que se queden agazapados dentro de las células que infectan.

Linfocitos

Ilustración: Manuel Álvarez García.

Ya es tarde. Hemos revisado cómo se produce las respuestas inmunitarias humoral (de anticuerpos) y celular (de linfocitos T) a la infección. Sin embargo…, espera un momento: ¿qué pasa en el caso de la infección por el coronavirus SARS-CoV-2? ¿Por qué falla este sistema tan finamente regulado y se expande el virus por todo el organismo sin que podamos detenerlo? En un próximo capítulo, veremos cómo escapa el virus en ocasiones de la caza de nuestro sistema inmune agravando de manera súbita el curso de la enfermedad.

Mientras tanto, cuídense.

 

Nota 1: listado de artículos del catedrático Antonio G. Pisabarro De Lucas sobre el coronavirus.

1. ¿Qué es el coronavirus?

2. Coronavirus: ¿cómo es el «malo» de esta película?

3. ¿Quiénes son las primeras víctimas del ataque del coronavirus?

4. ¿Cómo nos invade el virus? El primer encuentro del virus con nuestras células

5. ¿Cómo secuestra el coronavirus la célula?

6. ¿Cómo sabe el sistema inmune que una célula está infectada? Diario de la resistencia. Día 1 

7. ¿Cómo se producen los primeros síntomas de la enfermedad covid-19? Fuego y explosiones en el inicio de la batalla

8. ¿Qué es la tormenta de citoquinas? Diario de resistencia ante el coronavirus

9. ¿Cómo se producen los anticuerpos contra el coronavirus?

10. ¿Qué son los linfocitos T y cómo luchan contra las células infectadas? Los linfocitos responsables de la lucha célula a célula (presente artículo)

11. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma diferente a distintas personas? Preguntas esperando respuestas

12. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma tan grave a las personas más mayores? Preguntas esperando respuestas

13 y siguientes. Se pueden localizar con el buscador de la parte superior derecha.

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun. 

 

 

#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿Cómo se producen los anticuerpos contra el coronavirus?

Responde: Antonio G. Pisabarro De Lucas, catedrático de Microbiología en el Departamento de Ciencias de la Salud y director del Instituto IMAB (Institute for Multidisciplinary Research in Applied Biology-Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

 

En episodios anteriores (ver más abajo la serie de artículos), hemos visto el inicio de la enfermedad COVID19 y cómo nos defendíamos de forma inespecífica contra el patógeno. Hoy veremos cómo se crea una defensa inmune específica contra el virus y cómo aprendemos a defendernos de él en el futuro.

En el Centro de Mando de nuestro sistema inmune cunde la sospecha de que lo que está pasando es grave. Las unidades de respuesta inmune inespecífica, las células NK y los monocitos/macrófagos que, en la gran mayoría de los casos, consiguen controlar las invasiones por sujetos extraños y los desórdenes celulares en los tejidos/barrios del cuerpo, no parece que puedan controlar la infección. Es más, la tormenta de citoquinas que se ha disparado está causando un daño enorme en el organismo. Hay amplias zonas de tejido destruido, las bacterias oportunistas pueden aprovechar la situación y hacer el daño aún mayor. Es necesario refinar el combate contra el virus: hay que desarrollar una lucha selectiva basada en la inteligencia, en conocer al enemigo y en destruirlo sin daños colaterales.

En el interior de los huesos, en su médula, hay unas células-madre que producen diferentes tipos de células sanguíneas especializadas. Son madres prolíficas de grandes familias dedicadas al transporte de oxígeno y a la defensa. En una de estas familias, la linfoide encargada de la respuesta inmune específica, hay unas células dedicadas a la producción de armas (anticuerpos) cuidadosamente diseñadas para combatir a cada tipo de invasor: los linfocitos B. Hay muchísimos aprendices de linfocitos B que tienen, cada uno de ellos, una pequeña diferencia con sus hermanos que les permite, a cada uno de ellos, reconocer una molécula extraña diferente. En conjunto, esa enorme multitud de linfocitos B juveniles es capaz de reconocer cualquier indicio de célula o virus ajeno a nuestro cuerpo. Cuando, a través del sistema sanguíneo o del sistema linfático (que es otro sistema circulatorio paralelo que tiene nuestro cuerpo) llega un fragmento de algo extraño y lo reconoce un linfocito B juvenil, éste, estimulado por algunas de las señales químicas de las que hablamos el otro día, madura y comienza a dividirse rápidamente hasta alcanzar un gran número. En su maduración, además, perfecciona la precisión del anticuerpo que produce hasta lograr que sea un arma extraordinariamente eficiente.

Los linfocitos B maduros específicos se revisten de su traje de células plasmáticas  e inician su tarea de producir masivamente las armas selectivas contra el invasor que han reconocido. Estas armas son los anticuerpos, proteínas que secretan en la sangre para que, distribuidos por todo el cuerpo a través de ella, pesquen como redes selectivas los agentes extraños detectados. Al principio de la pesca, las necesidades son urgentes y se producen unas redes, anticuerpos, muy grandes. Son las llamadas inmunoglobulinas M (IgM) capaces de atrapar simultáneamente varios virus. Más tarde, conforme los linfocitos B específicos van mejorando la precisión de sus armas, se producen otros anticuerpos, mucho más numerosos, llamados inmunoglobulinas G (IgG) que, como pequeños cazamariposas, continuarán su tarea de pesca selectiva de los virus invasores que circulan por el cuerpo. Las IgM nos avisan de una infección reciente, las IgG de una infección más antigua.

Ilustración: Manuel Álvarez García.

Los anticuerpos comienzan a acumularse a partir de los cinco a diez días de la aparición de los síntomas y alcanzan sus valores máximos en torno a una semana después. Al principio, se acumulan IgM y, después de la segunda semana, empiezan a predominar las IgG. A partir de en ese momento, la cantidad de virus que circula disminuye de forma acusada hasta llegar a desaparecer. Las IgM tienen una vida media de unos pocos días y, hacia las 12 semanas de la infección, los linfocitos B transformados en células plasmáticas dejan de producirlas y estos anticuerpos desaparecen. Las IgG, sin embargo, tienen una vida media unas cuatro veces mayor y las células plasmáticas siguen produciéndolas durante más tiempo, hasta dos años en el caso del SARS-CoV-1. Al final de la batalla, algunas células plasmáticas se retirarán a la medula ósea para conservar durante mucho, mucho tiempo la memoria de cómo combatir el enemigo al que derrotaron. De esta forma, se asegura parte de la memoria inmune que nos protegerá de futuras infecciones por este virus.

¿Qué hacen los anticuerpos? Muchos de ellos se unen a las espinas que usa el virus para infectar una nueva célula y, de esta forma, lo neutralizan y detienen el progreso de la infección. Otros anticuerpos se unen a las proteínas de la membrana o de la caja proteica que guarda el ARN viral.  Los virus inactivados cubiertos por anticuerpos son, entonces, eliminados por células barrenderas que los sacan de circulación. Son eliminadas por los macrófagos que, literalmente, se los comen.

Ya es tarde. Hemos visto cómo el sistema inmune específico es capaz de pescar y destruir los virus que circulan por nuestro cuerpo; sin embargo, hay otros que están todavía dentro de las células y escapan a la acción de los anticuerpos. En un próximo capítulo, veremos cómo nos defiende nuestro sistema inmune de estos virus agazapados en sus escondrijos celulares.

Mientras tanto, cuídense.

 

Nota 1: listado de artículos del catedrático Antonio G. Pisabarro De Lucas sobre el coronavirus.

1. ¿Qué es el coronavirus?

2. Coronavirus: ¿cómo es el «malo» de esta película?

3. ¿Quiénes son las primeras víctimas del ataque del coronavirus?

4. ¿Cómo nos invade el virus? El primer encuentro del virus con nuestras células

5. ¿Cómo secuestra el coronavirus la célula?

6. ¿Cómo sabe el sistema inmune que una célula está infectada? Diario de la resistencia. Día 1 

7. ¿Cómo se producen los primeros síntomas de la enfermedad covid-19? Fuego y explosiones en el inicio de la batalla

8. ¿Qué es la tormenta de citoquinas? Diario de resistencia ante el coronavirus

9. ¿Cómo se producen los anticuerpos contra el coronavirus? (presente artículo)

10. ¿Qué son los linfocitos T y cómo luchan contra las células infectadas? Los linfocitos responsables de la lucha célula a célula

11. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma diferente a distintas personas? Preguntas esperando respuestas

12. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma tan grave a las personas más mayores? Preguntas esperando respuestas

13 y siguientes. Se pueden localizar con el buscador de la parte superior derecha.

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun. 

 

 

#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿Qué es la tormenta de citoquinas? Diario de resistencia ante el coronavirus

Responde: Antonio G. Pisabarro De Lucas, catedrático de Microbiología en el Departamento de Ciencias de la Salud y director del Instituto IMAB (Institute for Multidisciplinary Research in Applied Biology-Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

 

En episodios anteriores (ver más abajo la serie de artículos), hemos visto cómo nos infectaba el virus SARS-CoV-2, cómo se defiende nuestro sistema inmune inespecífico y cómo se producen los primeros síntomas de la enfermedad. Hoy veremos cómo se produce la neumonía de la Covid-19.

La infección avanza. El sistema inmune inespecífico (células NK, neutrófilos y monocitos/macrófagos) no consigue controlar el virus, que ha ido tomando nuevas posiciones y avanzando hasta el interior de los pulmones donde ataca las torres de los neumocitos de tipo II. El número de virus aumenta y los daños celulares, también. Las células del sistema inmune inespecífico, especialmente los macrófagos, emiten señales que, a la vez, piden refuerzos y destruyen células infectadas: producen y emiten más citoquinas. Una de entre ellas, la Interleucina 6 (IL6), desempeña un papel especialmente importante en la inflamación y la destrucción del tejido alveolar infectado en los pulmones. Cuando la IL6 llega a una célula alveolar, pone en marcha en esta un proceso de suicidio programado llamado apoptosis. De esta manera, si la célula está infectada por un virus, al suicidarse, eliminará el virus. Si la célula no está infectada, morirá también. En vano.

La IL6 viaja por la sangre hasta al hipotálamo cerebral que responde ordenando un aumento de la temperatura corporal (fiebre) y a otros órganos donde puede causar daños adicionales (el riñón, por ejemplo). La IL6 también es una señal que pone en marcha la respuesta inmune específica que veremos más adelante. La liberación masiva, como una tormenta, de la citoquina IL6 desata un proceso inflamatorio generalizado. Irónicamente, la violencia con la que se defiende nuestro organismo del coronavirus puede ser la causa de nuestra perdición al provocar más daños de los que son consecuencia directa del propio virus. Porque la destrucción de células no se limita a las infectadas, sino, también, a las adyacentes sanas e incluso a las más lejanas en otros órganos. La destrucción masiva de los neumocitos de un tejido tan sutil e imprescindible como el de los alveolos pulmonares, donde se produce el intercambio de gases en que consiste la respiración, produce la grave insuficiencia respiratoria asociada a los casos más graves de Covid-19. De hecho, hay evidencia de que niveles más altos de IL-6 están asociados con una mayor gravedad de las lesiones pulmonares.  La producción de IL6 aumenta con la edad. En personas de edad más avanzada, su sistema inmune más debilitado controla peor la infección por el virus, los daños causados son mayores, los macrófagos producen más IL6 y la respuesta inflamatoria generalizada es mayor, lo que agrava la enfermedad. Por otra parte, los niños presentan unos niveles de IL-6 menores y su respuesta inmune innata es más efectiva, lo que puede explicar la menor gravedad de la enfermedad en ellos. Los niveles altos de IL-6 duran, al menos, dos semanas después de iniciada la infección y son un buen marcador del progreso de la enfermedad.

Tormenta de citoquinas

Ilustración: Manuel Álvarez García.

La inflamación es un mecanismo de respuesta inmune inespecífica, junto con las células NK, los macrófagos, la fiebre, el interferón y las citoquinas. Como en el caso de la fiebre, parecería que la evolución nos ha dotado de un sistema que nos perjudica más que nos beneficia; sin embargo, esto tampoco es así en este caso. La inflamación es un mecanismo efectivo para controlar localmente los patógenos e impedir que expandan a otros lugares del cuerpo. También ayuda a eliminar tejidos dañados por otras causas. Todo esto es útil si la inflamación está localizada: la pequeña inflamación que se produce al hacerse una herida en la mano, la inflamación de un flemón o la hinchazón causada por un golpe accidental. En la inflamación, se emiten señales químicas inflamatorias que atraen células-limpiadoras y células-policía. En la inflamación local, como todo estudiante de ciencias de la salud recuerda, se produce tumor, dolor, rubor y calor:  hinchazón, dolor, enrojecimiento de la piel y aumento local de la temperatura. Esto facilita la destrucción de las células infectadas o dañadas, la limpieza del escenario y el final del proceso. El problema es cuando las señales inflamatorias se desbordan y expanden por todo el cuerpo, o cuando las señales se producen de forma descontrolada: la destrucción puede ser masiva. Y, en este caso, lo es.

Y así, en las grandes llanuras alveolares cubiertas por extensos neumocitos de tipo I y torres de los neumocitos de tipo II infectados por coronavirus, se produce un intenso bombardeo de citoquinas, una tormenta de fuego de señales destructoras lanzada por células del sistema inmune inespecífico, que arrasa las células-torre infectadas, eliminando virus y los frágiles neumocitos respiratorios. Mientras tanto, algunas bacterias, desalmados patógenos oportunistas, se frotan las manos esperando su oportunidad para adueñarse del territorio arrasado.

Ya es tarde. Hemos visto cómo se producen los síntomas de la enfermedad al intentar defendernos de la invasión de una forma inespecífica. Es necesaria una respuesta defensiva más selectiva y eficiente. En un próximo capítulo, veremos cómo se organiza esta respuesta.

Mientras tanto, cuídense.

 

Nota 1: listado de artículos del catedrático Antonio G. Pisabarro De Lucas sobre el coronavirus.

1. ¿Qué es el coronavirus?

2. Coronavirus: ¿cómo es el «malo» de esta película?

3. ¿Quiénes son las primeras víctimas del ataque del coronavirus?

4. ¿Cómo nos invade el virus? El primer encuentro del virus con nuestras células

5. ¿Cómo secuestra el coronavirus la célula?

6. ¿Cómo sabe el sistema inmune que una célula está infectada? Diario de la resistencia. Día 1 

7. ¿Cómo se producen los primeros síntomas de la enfermedad covid-19? Fuego y explosiones en el inicio de la batalla

8. ¿Qué es la tormenta de citoquinas? Diario de resistencia ante el coronavirus (presente artículo)

9. ¿Cómo se producen los anticuerpos contra el coronavirus?

10. ¿Qué son los linfocitos T y cómo luchan contra las células infectadas? Los linfocitos responsables de la lucha célula a célula

11. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma diferente a distintas personas? Preguntas esperando respuestas

12. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma tan grave a las personas más mayores? Preguntas esperando respuestas

13 y siguientes. Se pueden localizar con el buscador de la parte superior derecha.

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun. 

 

 

#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿Cómo se producen los primeros síntomas de la enfermedad covid-19? Fuego y explosiones en el inicio de la batalla

Responde: Antonio G. Pisabarro De Lucas, catedrático de Microbiología en el Departamento de Ciencias de la Salud y director del Instituto IMAB (Institute for Multidisciplinary Research in Applied Biology-Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

 

En episodios anteriores (ver más abajo la serie de artículos), hemos visto cómo entraba en nuestro cuerpo el virus SARS-CoV2 y cómo comienza nuestro sistema inmune inespecífico a luchar contra el invasor. Hoy veremos cómo se producen algunos síntomas de la enfermedad covid-19.

El avance de los coronavirus ha continuado. Las células infectadas producen copias del virus mientras las del sistema inmune inespecífico (células NK y monocitos) tratan de destruirlas para detener la infección. Si el número de células infectadas es reducido, si el de virus que entraron en el cuerpo es bajo, si las células NK y los monocitos consiguen destruir las células secuestradas antes de que estas liberen demasiados virus, la enfermedad será controlada y no habrá síntomas. La infección pasará desapercibida. Si, por el contrario, el número de virus es mayor o si la batalla con las células NK no se inclina a favor de estas rápidamente, la enfermedad progresará y surgirán los primeros síntomas.

Al ir avanzando por nuestras vías respiratorias, la destrucción de células epiteliales por las del sistema inmune inespecífico se generaliza. Los monocitos y las células NK son muy efectivas y resuelven la mayoría de las infecciones. Sin embargo, su acción no es selectiva: destruyen las células infectadas y las que están en sus alrededores, aunque estén sanas. De esa manera, se establece un perímetro de seguridad para detener la infección. Ahora bien, si la infección progresa, los daños de estas primeras batallas son extensos. Las señales que emiten las células infectadas y las que emiten las propias células del sistema inmune, las llamadas citoquinas, avivan el combate y se producen cada vez más daños colaterales. Cada vez hay más tejido destruido. Las células de limpieza (los monocitos que se ponen el traje de campaña y se transforman en macrófagos) limpian el campo de batalla y eliminan virus; pero no es suficiente.

A lo largo las vías respiratorias, hay detectores que se activan por las señales químicas de alarma que se van acumulando. Estos receptores no se comunican con el sistema inmune, sino con el nervioso que transmite señales eléctricas a través de diversos nervios a un centro de nuestra médula espinal que coordina una respuesta mecánica refleja. Ese centro es el centro de la tos. Del centro de la tos saldrán las señales que moverán diafragma, tórax, tráquea y glotis para producir corrientes de aire destinadas a expulsar el material destruido y los objetos extraños: se producen las primeras explosiones de tos.

La tos es muy efectiva para eliminar objetos extraños en la gran mayoría de los casos; pero, en este, hace más mal que bien.  Los virus que han escapado de las células en las que se han formado son ahora arrastrados al exterior del cuerpo por una rápida corriente de aire. El ambiente exterior es duro para el coronavirus; pero no viaja solo: lo hace en pequeñas gotitas de agua, de unas cinco milésimas de milímetro, que expulsamos al toser. En esas gotitas, volarán algunos metros hasta caer al suelo, o a un mueble, o a la mano puesta para taparse la boca al toser. En esas superficies, el virus puede mantenerse activo hasta que vuelva a encontrar una nueva célula a la que infectar. Si no lo hace en unas horas, el virus se degradará e inactivará; pero si lo hace, se habrá producido un contagio.

Contagio

Ilustración: Manuel Álvarez García.

En la lucha de células del sistema inespecífico con las células infectadas por virus, se produce un segundo tipo de señales químicas, que llegan al centro de nuestro cerebro transportadas por la sangre. Llegan al hipotálamo donde se controla la temperatura corporal. Del hipotálamo se emitirán las órdenes para que aumente la temperatura de nuestro cuerpo y se produzca la fiebre. Para que se produzca el fuego de la batalla.

La fiebre es un mecanismo de defensa muy incomprendido. En cuanto tenemos fiebre, tomamos un antipirético para reducirla y la consideremos más un enemigo que un aliado. Sin embargo, la evolución la ha desarrollado como un mecanismo para poner a nuestros invasores en una situación límite de temperatura de forma que nuestras propias células tengan más posibilidades de triunfar en el combate. Entonces, ¿por qué luchamos contra la fiebre? Lo hacemos porque ahora tenemos métodos médicos y farmacológicos para combatir las infecciones que nos permiten evitar el riesgo que supone la fiebre; pero, a lo largo de la historia de la humanidad, a lo largo de la historia de nuestra especie, la fiebre nos ha ayudado a sobrevivir a muchísimas infecciones.

Ya es tarde. Dejamos este diario de la resistencia en el su día número dos. Hemos visto cómo se producen los primeros síntomas de la enfermedad al intentar defendernos de la invasión de una forma inespecífica. En un siguiente artículo, veremos cómo se inicia la respuesta específica a la infección.

Mientras tanto, cuídense.

 

Nota 1: listado de artículos del catedrático Antonio G. Pisabarro De Lucas sobre el coronavirus.

1. ¿Qué es el coronavirus?

2. Coronavirus: ¿cómo es el «malo» de esta película?

3. ¿Quiénes son las primeras víctimas del ataque del coronavirus?

4. ¿Cómo nos invade el virus? El primer encuentro del virus con nuestras células

5. ¿Cómo secuestra el coronavirus la célula?

6. ¿Cómo sabe el sistema inmune que una célula está infectada? Diario de la resistencia. Día 1 

7. ¿Cómo se producen los primeros síntomas de la enfermedad covid-19? Fuego y explosiones en el inicio de la batalla (presente artículo)

8. ¿Qué es la tormenta de citoquinas? Diario de resistencia ante el coronavirus

9. ¿Cómo se producen los anticuerpos contra el coronavirus?

10. ¿Qué son los linfocitos T y cómo luchan contra las células infectadas? Los linfocitos responsables de la lucha célula a célula

11. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma diferente a distintas personas? Preguntas esperando respuestas

12. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma tan grave a las personas más mayores? Preguntas esperando respuestas

13 y siguientes. Se pueden localizar con el buscador de la parte superior derecha.

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun. 

 

 

#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿Puede ayudar la resiliencia a salir mejor de esta situación?

Responde: Juan María Sánchez-Prieto, director del Instituto I-Communitas (Institute for Advanced Social Research-Instituto de Investigación Social Avanzada) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

 

La resiliencia no sólo es la capacidad de resistir y recuperarse de un acontecimiento o proceso adverso. No es un concepto puramente estratégico que mire a restablecer el equilibrio, previendo los riesgos y anticipando desde la experiencia vivida las respuestas a situaciones de vulnerabilidad o cualquier tipo de desastre (Frerks et al., 2011). Lo que importa realmente no es hacer frente a la adversidad, ni siquiera superarla, sino la transformación positiva del propio sujeto, sistema o sociedad ante el infortunio, rehacerse verdaderamente. La resiliencia exige un cambio de mirada para acoger y hacer propia la desdicha de otros. Hemos de impregnar la política de la virtud de la compasión. La ‘política de la compasión’ difiere de la política meritocrática y distingue con claridad el mundo de la representación y el de la acción. El sufrimiento nunca es virtual, aunque se contemple en la distancia o la pantalla, y, a diferencia de la lástima, la compasión siempre es práctica, se implica para actuar sobre determinadas realidades, apela a gobiernos y ciudadanos, y debe movilizar a la opinión pública en ese compromiso de participación (Boltanski, 2007). La preocupación resiliente por el presente es el modo afectivo/efectivo de crear el futuro que se nos escapa. La resiliencia, lejos de consagrar estructuras o equilibrios del pasado, invita a ‘reconstruir mejor’.

La crisis del COVID-19 ha sido un acontecimiento inesperado que nos afronta brutalmente a ello. Europa y Estados Unidos se han convertido en poco tiempo en epicentro de la pandemia y del desastre ocasionado por el virus. La reacción ha sido de incredulidad, miedo social y pánico económico ante el colapso inminente, cuando se creía superada la crisis de 2008. El regreso a la realidad ha sorprendido a algunos gobiernos, que no supieron adoptar medidas preventivas a tiempo y han mostrado su ineficacia en plena gestión de la emergencia. En su declaración de guerra al enemigo invisible, los hiperlíderes no han resistido a la tentación de la propaganda y la unilateralidad, buscando el cierre de filas en torno a ellos. Pero la fuerza de los hechos ha permitido a la opinión pública celebrar el retorno del conocimiento cualificado frente a la posverdad fútil. Y en la experiencia vivida, hacerse cargo de la realidad de tantas personas de otros continentes que sufren confinamientos, cierre de fronteras, falta de recursos sanitarios y viven en la incertidumbre o conviviendo con la muerte indiscriminada de manera habitual. El virus invisible ha hecho ver realidades invisibles.

El virus nos encierra, pero, a diferencia de la antigua peste, esta distancia social ha sido capaz de crear un nuevo sentimiento colectivo de comunidad y fraternidad. Nadie se salva si se salva solo. La resiliencia social se ha manifestado más fuerte que la política, emplazada por su parte a situar responsablemente la vida de los individuos por delante de la economía sin convertir el escudo social en argumento de lucha ideológica. Los políticos están siendo poco sensibles al dolor de quienes no pueden acompañar en la muerte a sus mayores ni despedirse de ellos. Las democracias han de aprender a llorar mejor (Stow, 2017).  La crisis del COVID-19 deja a las democracias en una encrucijada donde su propia lectura de la resiliencia será decisiva. La primera elección supone una visión corta de la resiliencia, ligada a las ideas de resistencia y refuerzo de la vigilancia para adelantarse a la adversidad, vencerla y preservar a la sociedad y el Estado (Coaffee y Rogers, 2008; Jones et al. 2018), una concepción que habría salido reforzada de la crisis ante el aparente éxito de las técnicas de biovigilancia y «big data» aplicadas en algunos países asiáticos. Esta opción, aun salvando la voluntad de autolimitación del Estado, afianza las dictaduras digitales. La segunda es más ambiciosa e implica un rearme ético, no sólo para encarar con valentía el futuro, sino para edificarlo sobre bases auténticamente humanas.

La resiliencia puede alumbrar una democracia afectiva y compasiva, que haga prevalecer la unión y el entendimiento mutuo sobre la dinámica de mutuas exclusiones, las batallas de la identidad o el nuevo culto a la frontera, forzando a los políticos a asumir sus verdaderas responsabilidades: a) el mantenimiento del orden de libertad, sabiéndolo adaptar a las circunstancias cambiantes (siempre desde el respeto a las instituciones democráticas y la cultura de la libertad); y b) la preocupación efectiva por el bien común y el bienestar de todos, que conlleva ciertamente la mejora de la dura situación presente. El poder del algoritmo no nos vuelve inmunes, ni reduce la vulnerabilidad a cero. La resiliencia realmente tampoco, pero, al hacernos conscientes de nuestros límites, nos hace más humanos y, consiguientemente, más capaces de superarlos para lograr la transformación personal y social. La democracia consciente precisa, a su vez, de un ‘capitalismo consciente’ (Mackay y Sisodia, 2013), con una visión más amplia y un propósito superior, capaz de transformarse e implicarse en la construcción de un futuro más cooperativo, humano y esperanzador. Será el mejor antídoto frente a las nuevas tentaciones de estatalismo.

 

Referencias:

Boltanski. Luc (2007), La souffrance à distance. Morale humanitaire, médias et politique, París: Gallimard.

Coaffee, Jon y Peter Rogers (2008), “Rebordering the city for new security challenges: From Counter Terrorism to Community Resilience”, Space and Polity, 12: 101-118.

Frerks, Georg, Jeroen Warner y Bart Weijs (2011), “The politics of vulnerability and resilience”, Ambiente & Sociedade, 14: 105-122.

Jones, Richard; Raab, Charles; Szekely, Ivan (2018), “Surveillance and resilience: Relationships, dynamics, and consequences”, Democracy & Security, 14: 238-275.

Mackey, John y Sisodia, Rajendra (2013), Conscious capitalism, Boston, MA: Harvard Business School.

Stow, Simon (2017), American Mourning: Tragedy, Democracy, Resilience, Cambridge: Cambridge UP.

 

Nota: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun. 

#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿Cómo sabe el sistema inmune que una célula está infectada por el coronavirus? Diario de la resistencia. Día 1

Responde: Antonio G. Pisabarro De Lucas, catedrático de Microbiología en el Departamento de Ciencias de la Salud y director del Instituto IMAB (Institute for Multidisciplinary Research in Applied Biology-Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

En episodios anteriores (ver más abajo la serie de artículos), hemos visto como el SARS-CoV2 infectaba una célula y como se multiplicaba en ella. Hoy empezaremos a ver como se defienden la célula y el organismo de la infección.

En Nápoles, la Vía Toledo recorre la ciudad hacia el sur hasta desembocar en la Plaza del Plebiscito, donde se encuentra el Palacio Real en el que reinó por un tiempo quien llegaría a ser el rey Carlos III de España. Bajando hacia la plaza, al lado derecho de la calle, se encuentra el Barrio de los Españoles, de calles estrechas y oscuras. En los balcones de las casas, la ropa tendida para secarse revela el contenido de las viviendas: sábanas, vestidos, camisas, ropa interior. El transeúnte puede hacerse una idea de la vida de la familia viendo su ropa colgada.

Como si fueran napolitanas, nuestras células también sacan al exterior fragmentos de su interior. No los sacan para secarlos, sino para informar a las células-policía que se encargan de vigilar la seguridad del organismo; sobre lo que ocurre en su interior. El tendedero en el que nuestras células exhiben su interior está formado por las proteínas del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC, por sus siglas en inglés). Las proteínas del MHC son diferentes para cada uno de nosotros, son la causa de las reacciones de rechazo en los trasplantes de órganos y, en lo que nos interesa en este momento, son responsables de la presentación de antígenos (fragmentos de proteínas) al exterior de la célula. En resumen: las proteínas MHC exhiben en exterior trozos de proteínas intracelulares: trozos de las proteínas normales de la célula y, también, trozos de las proteínas del virus que ha infectado la célula.

Patrullando por las callejuelas de nuestro cuerpo, podemos encontrar células del sistema inmune cuya misión es vigilar que todos los habitantes de los barrios que son nuestros tejidos sean los habituales y se comporten adecuadamente. Para ello, estas células-policía revisan los tendederos de las proteínas MHC en todas las células: si lo que hay colgado son fragmentos de proteínas normales, todo va bien; pero si lo que detectan son fragmentos de proteínas extrañas, de proteínas que no son normales para esa célula, de proteínas, en fin, del virus invasor, dan la voz de alarma para activar el sistema inmune. Así, de la misma forma que un vecino puede deducir que hay un nuevo inquilino al otro lado de la calle viendo la ropa colgada, las células-policía deducen que una célula ha sido infectada por un virus, porque exhibe proteínas extrañas.

¿Cómo se da la voz de alarma? ¿Cómo llaman las células al combate contra el invasor? Las células-policía emiten unas señales químicas llamadas citoquinas que se envían a través de la sangre como señal de llamada de emergencia. La respuesta de otras células del sistema inmune es rápida y se ponen en camino hacia el foco de la infección. Entonces, se establece una carrera entre el virus que se replica dentro de la célula que han invadido y escapa de ella, y las células del sistema inmune acudiendo a controlar la célula infectada. Porque, debemos decir, esta primera respuesta inmune no es muy selectiva. Nuestro sistema inmune todavía no conoce al invasor; sólo sabe que una célula ha sido invadida. Y, la mejor forma que tiene, en este primer momento, de detener la invasión, de detener la infección, es usar la sabiduría popular reflejada en el refrán que dice “muerto el perro, se acabó la rabia”: las primeras células del sistema inmune destruirán la célula infectada para detener la infección. Los virus deben escapar antes de que eso ocurra o serán destruidos con la célula. Se establece una carrera: el invasor debe escapar antes de que llegue el cuerpo de policía.

Células NK

Ilustración: Manuel Álvarez García.

Las primeras células del sistema inmune en llegar pertenecen al grupo de la llamada Respuesta Inmune Inespecífica (recordemos que no conocemos todavía a nuestro enemigo, sólo sabemos que hay un enemigo). Tiene nombres de película de acción: las células NK, iniciales de Natural Killers, células asesinas que matan las células infectadas destruyendo sus membranas y haciendo que el contenido celular se desparrame ya muerto en las calles del barrio. Sin embargo, estas células NK no son muy selectivas y también destruyen células sanas del vecindario. También llegan leucocitos neutrófilos, los glóbulos blancos más abundantes de nuestra sangre, que se meten en el interior del tejido infectado para limpiarlo y facilitar la entrada de otras células más especializadas en el combate frente al invasor.

Ya es tarde. Dejamos este diario de la resistencia en su día número uno. Hemos empezado a reaccionar; pero, lamentablemente, el virus es más rápido que nosotros y nuestra respuesta no es muy selectiva. Necesitamos combatientes más específicos y eficientes. En un siguiente artículo, seguiremos el desarrollo del combate que se establece célula a célula.

Mientras tanto, cuídense.

 

Nota 1: listado de artículos del catedrático Antonio G. Pisabarro De Lucas sobre el coronavirus.

1. ¿Qué es el coronavirus?

2. Coronavirus: ¿cómo es el «malo» de esta película?

3. ¿Quiénes son las primeras víctimas del ataque del coronavirus?

4. ¿Cómo nos invade el virus? El primer encuentro del virus con nuestras células

5. ¿Cómo secuestra el coronavirus la célula?

6. ¿Cómo sabe el sistema inmune que una célula está infectada? Diario de la resistencia. Día 1 (presente artículo)

7. ¿Cómo se producen los primeros síntomas de la enfermedad covid-19? Fuego y explosiones en el inicio de la batalla

8. ¿Qué es la tormenta de citoquinas? Diario de resistencia ante el coronavirus

9. ¿Cómo se producen los anticuerpos contra el coronavirus?

10. ¿Qué son los linfocitos T y cómo luchan contra las células infectadas? Los linfocitos responsables de la lucha célula a célula

11. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma diferente a distintas personas? Preguntas esperando respuestas

12. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma tan grave a las personas más mayores? Preguntas esperando respuestas

13 y siguientes. Se pueden localizar con el buscador de la parte superior derecha.

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun. 

 

 

#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿Incumplo la normativa si no puedo dotar a mis trabajadores de mascarillas y guantes? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (y 2)

Responden: José Luis Goñi Sein, Julen Llorens Espada, Mirentxu Marín Malo y Beatriz Rodríguez Sanz de Galdeano, profesores del Área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

 

¿Qué medidas preventivas debo adoptar en mi empresa si continúo con la actividad laboral?

Tal como señala el Criterio Operativo 102/2020 sobre medidas y actuaciones de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social relativas a situaciones derivadas del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), al no existir un tratamiento específico frente al covid-19, las medidas preventivas que deben adoptarse son, en primer lugar, aquellas establecidas por el Ministerio de Sanidad. En todo caso, a la hora de establecer las medidas preventivas, se debe tener en cuenta que el Criterio Operativo 102/2020 señala que, como principio básico, deberá anteponerse la adopción de medidas organizativas, en segundo lugar, de medidas técnicas y, en último lugar, de medidas de protección individual

Por ello, las medidas preventivas a adoptar de continuar con la actividad laboral son las siguientes:

  • Se deberá reforzar la higiene de manos, que es, hasta el momento, la medida principal de prevención y control de la infección recomendada por el Ministerio de Sanidad. Por ello, la empresa deberá facilitar a las personas trabajadoras, con el fin de que puedan extremar la higiene de manos, acceso regular a una fuente de agua y jabón antiséptico o, como segunda opción, acceso a demanda a productos para la higiene de mano de base alcohólica.
  • Se deberán promover ciertos hábitos entre la plantilla, como cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo desechable al toser o estornudar y desecharlo a la basura inmediatamente. Para ello, la empresa deberá facilitar a las personas trabajadoras acceso a pañuelos de papel en la empresa. En todo caso, se recomendará que, de no tener en el momento un pañuelo de papel, se tosa o estornude a la parte interna del codo para no contaminar las manos.
  • Se deberán rediseñar los puestos de trabajo, cuando sea necesario, para asegurar la distancia de dos metros entre las personas trabajadoras. De ser imposible mantener esta distancia, deberán extremarse las precauciones y las medidas de seguridad y los EPI (equipos de protección individual).
  • Deberá plantearse la necesidad de realizar una desinfección completa del lugar de trabajo de manera periódica y en profundidad, con objeto de eliminar al máximo la posible presencia del virus en la empresa.
  • -Cualquier medida de protección debe garantizar que proteja adecuadamente al personal trabajador de aquellos riesgos para su salud o su seguridad que no puedan evitarse o limitarse suficientemente mediante la adopción de medidas organizativas, medidas técnicas y, en último lugar, medidas de protección individual.
  • Se deberá informar a la plantilla de cualquier medida adoptada en la empresa de manera suficiente y actualizar esta información cuando sea necesario. Además, el Criterio Técnico 102/2020 establece, en su p. 3, que “se potenciará el uso de carteles y señalización que fomente las medidas de higiene y prevención” adoptadas en la empresa. Debe tenerse en cuenta que esta información deberá ser actualizada en función de la información facilitada por el Ministerio de Sanidad, lo que supone la necesidad de realizar un seguimiento continuo a su implantación y funcionamiento.

En cuanto a las posibles medidas organizativas, técnicas o de protección individual, el Procedimiento de actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2 recoge algunas de ellas, como reducir el aforo máximo en establecimientos abiertos al público, contemplar la posibilidad de implantar el teletrabajo y redistribuir tareas y funciones con el fin de mantener el distanciamiento social.

Mascarillas

Debido a la falta de abastecimiento de EPIS, no puedo dotar a mis trabajadores de mascarillas o guantes de manera suficiente. ¿Estoy incumpliendo la normativa? ¿Qué debo hacer?

En estos supuestos, ya existen algunas resoluciones judiciales contradictorias. Sin embargo, se entiende que no es posible sancionar a la empresa por el incumplimiento de las medidas preventivas derivado de la dificultad material para la proporción de los medios de protección. En todo caso, la empresa deberá demostrar que ha hecho todo lo posible por proveerse de dichos medios y, en todo caso, que ante la ausencia de estos ha tomado medidas preventivas alternativas, como reducir la presencia de personal en la empresa o aumentar la distancia de seguridad.

¿Cabe la consideración como trabajadores especialmente sensibles con relación al covid-19 de aquellos que tengan patologías anteriores o superen una determinada edad?

Tal como establece el art. 25 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, se entiende por trabajador especialmente sensible a aquel que, “por sus propias características personales o estado biológico conocido, incluidos aquellos que tengan reconocida la situación de discapacidad física, psíquica o sensorial, sean especialmente sensibles a los riesgos derivados del trabajo”, ya sea porque puede afectarle de manera específica o porque, a causa de su estado, él mismo supone un riesgo para terceras personas.

En relación al covid-19, el Procedimiento de actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2 establece que “el servicio sanitario del SPRL [Servicio de Prevención de Riesgos Laborales] debe evaluar la presencia de personal trabajador especialmente sensible en relación a la infección de coronavirus, establecer la naturaleza de especial sensibilidad de la persona trabajadora y emitir informe sobre las medidas de prevención, adaptación y protección”.

Además, el Ministerio de Sanidad ha definido como grupos vulnerables para covid-19 y, por tanto, deberán ser considerados trabajadores especialmente sensibles, aquellos sufran una de las siguientes patologías previas:

  • Diabetes
  • Enfermedad cardiovascular
  • Hipertensión
  • Enfermedad hepática crónica
  • Enfermedad pulmonar crónica
  • Enfermedad renal crónica
  • Inmunodeficiencia
  • Cáncer en fase de tratamiento activo
  • Embarazo
  • Mayores de 60 años

Por tanto, como puede observarse, hay un doble criterio, no excluyente, para establecer la especial sensibilidad: la existencia de una patología previa de las señaladas o la edad de la persona trabajadora.

¿Cómo debe actuar el empresario en caso de sospecha de contagio?

Ante la sospecha de un contagio entre la plantilla, la empresa debe tomar medidas con carácter inmediato para evitar la propagación del virus.

Como resultado de la revisión de la evaluación de riesgos que se menciona anteriormente, la empresa debe, más allá de la adopción de medidas preventivas específicas para la prestación del servicio, establecer un protocolo de actuación para los casos de sospecha de contagio.

En estos supuestos, el Procedimiento de actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2 establece, en sus pp. 7 y siguientes, un procedimiento para el caso de contagios y contactos.

En primer lugar, la persona trabajadora sospechosa de ser contagiada deberá aislarse de manera inmediata en su domicilio, tal como establecen los protocolos generales de actuación publicados por el Ministerio de Sanidad en su Decálogo de cómo actuar en caso de tener síntomas de covid-19. Estos protocolos incluyen que esta persona deberá llamar a su centro de salud, donde se le tramitará una incapacidad temporal derivada de enfermedad común asociada a covid-19.

La empresa, a partir de ese momento, deberá gestionar los posibles contactos que esa persona haya tenido con otros/as empleados/as a través de su Servicio de Prevención. Para ello, informará al Servicio de Prevención sobre la lista de contactos de este trabajador/a. El Procedimiento de actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2 señala que habrá que diferenciar entre contacto casual con caso posible, que continuará con la actividad laboral normal y se realizará la vigilancia de aparición de síntomas y contacto estrecho con caso posible. En este segundo supuesto, la persona trabajadora pasará a realizar cuarentena domiciliaria durante catorce días. En caso de contacto estrecho, se informará a la plantilla en contacto, de manera individual, para que adopten medidas de cuarentena.

Por otra parte, se deberán desinfectar todas las zonas por las que haya podido estar el trabajador/a sospechoso/a y las zonas comunes.

¿Tienen los trabajadores derecho a la paralización de la actividad productiva por riesgo grave e inminente derivado del COVID-19?

Se entiende por riesgo grave e inminente “aquel que resulte probable racionalmente que se materialice en un futuro inmediato y pueda suponer un daño grave para la salud de los trabajadores”, tal como establece el art. 4.4 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales.

Hacen falta dos condiciones para que un riesgo pueda ser considerado grave e inminente: a) que la exposición al riesgo se produzca de forma inmediata, y b) que esa exposición suponga un daño grave para la salud de los trabajadores, aunque no se manifieste de manera inmediata.

Ante una situación que reúna estas características relacionada con la exposición a covid-19, el empresario está obligado a tomar medidas preventivas específicas y los/as trabajadores/as tienen derecho a paralizar el trabajo, tal como establece el art. 21 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales.

Este derecho puede ejercerse de tres formas:

-La propia persona trabajadora interrumpe su actividad y abandona el lugar de trabajo porque considera que la actividad desarrollada supone un riesgo grave e inminente.

-Los representantes de los trabajadores, por mayoría, deciden paralizar la actividad porque consideran que, ante la falta de adopción de medidas preventivas por parte del empresario o la insuficiencia de estas, se está ante una situación de riesgo grave e inminente.

-Los delegados de prevención acuerdan la paralización por mayoría cuando, en el supuesto anterior, no de tiempo a que se reúna el Comité de Empresa.

El acuerdo de paralización de la actividad derivado del riesgo grave e inminente, en los dos últimos supuestos, deberá ser comunicado de manera inmediata a la empresa y a la autoridad laboral, que lo ratificará o anulará en 24 horas.

En todo caso, si se demuestra negligencia grave o mala fe por parte de los representantes de los/las trabajadores/as o los propios trabajadores a la hora de paralizar la actividad, estos podrán ser sancionados por la empresa.

 

Nota 1: Lista completa de artículos sobre medidas laborales ante la crisis del coronavirus:

1. ¿La crisis del coronavirus es una causa de fuerza mayor para un ERTE? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (1) 

2. ¿Se puede despedir a un trabajador por el coronavirus? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (y 2)

3. ¿Qué obligaciones preventivas tengo, respecto al covid-19, si continúo con la actividad de mi empresa? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (1)

4. ¿Incumplo la normativa si no puedo dotar a mis trabajadores de mascarillas y guantes? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (y 2) (presente artículo)

 

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun. 

#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿Qué obligaciones preventivas tengo, respecto al covid-19, si continúo con la actividad de mi empresa? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (1)

Responden: José Luis Goñi Sein, Julen Llorens Espada, Mirentxu Marín Malo y Beatriz Rodríguez Sanz de Galdeano, profesores del Área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

 

¿Qué obligaciones en materia preventiva tengo, con relación al covid-19, si continúo con la actividad productiva en mi empresa?

Las obligaciones preventivas de la empresa que continúa con su actividad durante el estado de alarma, sea cual sea el sector productivo al que pertenece, son las mismas que debería cumplir en una situación normal. Así, resultará aplicable la normativa preventiva en su conjunto; viéndose la empresa obligada a realizar una revisión de la evaluación de riesgos en la que tenga en cuenta, para cada puesto de trabajo de la empresa, la presencia de covid-19 y la posibilidad de su transmisión en el lugar de trabajo. Igualmente, las empresas deberán adoptar medidas preventivas en consecuencia a los resultados de la evaluación de riesgo por covid-19. Igualmente, la empresa deberá modificar la planificación de la actividad preventiva, y facilitar a las personas trabajadoras los medios de protección adecuados y establecidos en la revisión de la evaluación de riesgos.

Por otra parte, la empresa deberá informar a las personas trabajadoras sobre las medidas de protección adoptadas y su correcto uso dentro de la empresa.

Sin embargo, el Criterio Operativo 102/2020 sobre medidas y actuaciones de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social relativas a situaciones derivadas del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) señala que las obligaciones de revisar la evaluación de riesgos y la planificación de la actividad preventiva deben adaptarse a la actual situación de emergencia sanitaria que atravesamos; siempre y cuando se cumpla con lo establecido en el RD 664/1997, de 12 de mayo sobre protección de los trabajadores contra la exposición a agentes biológicos, en aquellos casos en los que sea necesario.

En todo caso, la adaptación de estas obligaciones se limitará a no realizar una reevaluación cada vez que un trabajador caiga enfermo por covid-19, no pudiendo el empresario dejar de realizar la revisión de la evaluación incluyendo este coronavirus como riesgo laboral, así como adoptando aquellas medidas necesarias para la protección de las personas trabajadoras.

Laboratorio

¿Tengo que aplicar el RD 664/1997 en mi empresa durante esta situación de emergencia sanitaria independientemente de la actividad laboral que desarrollo?

Para dar respuesta a esta cuestión, se debe tener en cuenta que el Criterio Operativo 102/2020 sobre medidas y actuaciones de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social relativas a situaciones derivadas del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) establece una diferenciación entre el nivel de exposición de las personas trabajadoras en función de la actividad que desarrollan. Diferencia así entre trabajadores en los que existe riesgo de exposición profesional de los trabajadores que desarrollan su actividad en puestos que no implican riesgo de exposición profesional.

Así, en el grupo de trabajadores en los que existe riesgo de exposición profesional, se incluye a trabajadores de asistencia sanitaria, laboratorios o trabajos funerarios, quedando el resto de personas trabajadoras que desarrollen su actividad profesional incluidos en el segundo grupo.

Sin embargo, el Procedimiento de actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2, redactado por el Ministerio de Sanidad, amplía el espectro de trabajadores incluidos en el primer grupo, clasificando los puestos de trabajo entre alta exposición, baja exposición y baja probabilidad de exposición, tal como se muestra en la siguiente tabla.

Tabla

Extraída del Procedimiento de actuación para SPRL frente a la exposición al SARS-CoV-2, p. 5.

De lo anterior, parece deducirse que, en aquellos puestos de trabajo donde exista riesgo de exposición profesional, deberá aplicarse siempre el RD 664/1997, de 12 de mayo sobre protección de los trabajadores contra la exposición a agentes biológicos, además del resto de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales. En estos casos, será necesario realizar la evaluación de riesgos concreta para este nuevo riesgo biológico y, tal como señala el Criterio Operativo 102/2020 de la ITSS, serán exigibles todas las obligaciones del Capítulo II del RD (arts. 5 a 13), donde se establece la necesidad de tomar medidas de vigilancia de la salud de las personas trabajadoras específica para el riesgo al que están expuestas, en este caso covid-19, formar e informar a las personas trabajadoras sobre las medidas preventivas a adoptar y protocolos de actuación frente al covid-19 e informar a las autoridades competentes sobre la nueva situación.

Este Real Decreto señala también la necesidad de tomar medidas específicas para el colectivo de trabajadores especialmente sensibles frente al covid-19, que se analizarán en la siguiente entrega de esta serie.

Para las personas trabajadoras en actividades que no implican un riesgo de exposición profesional al virus, son aplicables las medidas recomendadas por el Ministerio de Sanidad, así como las recogidas en el Procedimiento de actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2 y las establecidas en el Acuerdo de 9 de marzo de 2020, del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para zonas de transmisión comunitaria entre las que se establecen las siguientes y que se profundizan en la siguiente pregunta:

  • Implantar el teletrabajo siempre que sea posible
  • Revisar y actualizar los planes de emergencia
  • Facilitar la flexibilidad horaria y plantear turnos escalonados para limitar la concentración de trabajadores
  • Facilitar las reuniones por videoconferencia
  • Facilitar las medidas de higiene personal, en especial, de higiene de manos
  • Desinfectar lugares de trabajo y equipos de trabajo
  • Facilitar a los trabajadores EPI (equipos de protección individual) adecuados y suficientes (mascarillas y guantes) para la protección de su seguridad y salud frente al covid-19.

 

Nota 1: Lista completa de artículos sobre medidas laborales ante la crisis del coronavirus:

1. ¿La crisis del coronavirus es una causa de fuerza mayor para un ERTE? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (1) 

2. ¿Se puede despedir a un trabajador por el coronavirus? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (y 2)

3. ¿Qué obligaciones preventivas tengo, respecto al covid-19, si continúo con la actividad de mi empresa? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (1) (presente artículo)

4. ¿Incumplo la normativa si no puedo dotar a mis trabajadores de mascarillas y guantes? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (y 2)

 

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun. 

 

#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿Se puede despedir a un trabajador por el coronavirus? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (y 2)

Responden: José Luis Goñi Sein, Julen Llorens Espada, Mirentxu Marín Malo y Beatriz Rodríguez Sanz de Galdeano, profesores del Área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

 

¿Durante cuánto tiempo se puede mantener la situación de suspensión de contratos o reducción de jornada por causas productivas?

En el caso de que el ERTE tenga su origen en causas productivas, comenzará en el momento en que el empresario adopte la decisión tras consultarlo con los representantes de los trabajadores. El ERTE finalizará cuando desaparezcan las circunstancias productivas que lo justificaron, lo cual no tiene que coincidir necesariamente con la finalización del estado de alarma.

¿La limitación de las actividades industriales establecida a partir del día 31 de marzo permite a las empresas adoptar un ERTE? ¿Qué ocurre con los trabajadores que ya han sido objeto de ERTE?

No, en este caso, la decisión de limitar la actividad industrial, salvo para las actividades consideradas esenciales, va acompañada de un permiso retribuido recuperable, lo cual significa que los trabajadores no prestarán servicio durante ese periodo de restricción de la actividad industrial, pero cobrarán su salario, si bien, antes del 31 de diciembre deberán recuperar las horas correspondientes.

No disfrutarán del citado permiso de trabajo retribuido los trabajadores que ya hubieran sido incluidos en un expediente de regulación de empleo y los trabajadores que estén prestando su actividad en régimen de teletrabajo.

¿Se puede despedir a un trabajador por causa del coronavirus?

La situación de crisis provocada por el coronavirus no es causa lícita de despido. El Real Decreto Ley 9/2020 prohíbe expresamente despedir a ningún trabajador mediante un despido objetivo o colectivo por causa de fuerza mayor o por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción motivado por el coronavirus

¿Es posible el despido por otras causas?

Nada impide que el empresario pueda despedir por algún incumplimiento contractual grave y culpable de la persona trabajadora (despido disciplinario: inasistencia al trabajo, desobediencia, etc.), o por alguna de las restantes causas de despido objetivo (falta de adaptación, ineptitud sobrevenida).

¿Se podrá optar por un despido disciplinario, alegando una causa irreal, y negociar luego la indemnización por despido improcedente?

El objetivo de la medida extraordinaria y excepcional de prohibición del despido es garantizar que los efectos de la crisis sanitaria permitan el restablecimiento de la actividad empresarial y salvaguardar el empleo. Por tanto, esta práctica resulta directa y especialmente proscrita y en ningún caso se concibe como una opción admisible, sin perjuicio de su calificación y efectos.

¿Qué consecuencias depara el despido sin causa lícita?

No resulta una cuestión pacífica. Un sector de la doctrina considera que la norma crea una nueva –y excepcional– categoría de despidos prohibidos o vedados por causa de utilidad pública y emergencia nacional que deben tener el mismo tratamiento que los discriminatorios o vulneradores de derechos fundamentales.

No parece, sin embargo, que la no acreditación de la causa alegada en la carta de despido determine la declaración de nulidad del despido, salvo que se trate de un despido discriminatorio o contrario a los derechos fundamentales, puesto que el legislador no ha previsto expresamente dicha consecuencia. Por tanto, la calificación jurídica que debe atribuirse es, más bien, la de improcedencia, que conlleva la condena a la empresa a optar entre readmitir o abonar la indemnización de 33 días de salario por año trabajado.

En todo caso, si la empresa procediera a un despido colectivo de hecho, que alcanzara los umbrales señalados en el art. 51 del ET (Estatuto de los Trabajadores), cabría considerarlo como un despido nulo.

Trabajo

¿Cuándo recuperará la empresa la posibilidad de despedir por causas económicas técnicas, organizativas o productivas?

La prohibición de despedir es una medida extraordinaria que limita su periodo de vigencia al periodo del estado de alarma decretado por el Decreto 463/2020 y sus posibles prórrogas. La empresa podrá nuevamente extinguir por causas empresariales una vez que se termine la situación extraordinaria del covid-19 .

Debe advertirse, no obstante, que, si la empresa se ha acogido a un ERTE (suspensión o reducción) por fuerza mayor, estará sujeta al compromiso de la empresa de mantener el empleo durante el plazo de seis meses desde la fecha de reanudación de la actividad y, por tanto, no podrá extinguir hasta que transcurra dicho plazo.

¿A qué empresas afecta el compromiso de empleo?

El compromiso de empleo quedaría circunscrito, exclusivamente, a los ERTE derivados de fuerza mayor en los que se solicitase la exención de cuotas y, por tanto, no alcanzaría a los ERTE,  basados en causas económicas técnicas y organizativas  relacionadas con el covid-19,  por cuanto la Disposición adicional 6ª del  RDL 8/2020  relativa al compromiso de empleo, se refiere solo a “las medidas extraordinarias” (arts. 24 a 26) y no a “medidas excepcionales” (arts. 22 y 23).

¿Qué se entiende por mantener el empleo?

Existen dudas sobre si la empresa está obligada a mantener a los mismos trabajadores o puede contratar a otros trabajadores.  Desde luego, la medida está orientada a impedir que, por una situación transitoria de crisis o emergencia, se produzca despidos y extinciones de contratos. La idea es, por tanto, permitir al trabajador que tenga su contrato suspendido el retorno a su puesto de trabajo cuando sean removidas las circunstancias. Sin embargo, y a pesar de ser una medida de conservación del puesto de trabajo de la persona trabajadora, la norma habla de “mantener el empleo”, y no de mantener al trabajador en su puesto.  Es decir, lo importante a estos efectos es mantener el nivel de empleo, que tuviera la empresa al inicio del ERTE. Por tanto, no parece que esté obligado a mantener a los mismos trabajadores, si ha respetado la prohibición de despido por causa del covid-19.

 A efectos de mantenimiento del empleo ¿se debe computar a los trabajadores cuyos contratos se han extinguido lícitamente?

La norma no resuelve este interrogante. No obstante, dado que estamos ante una norma excepcional cuyo objetivo es impedir la finalización de contratos por causa del convid-19, podría considerarse excluidos del cómputo las extinciones de contrato por despidos declarados procedentes, o por dimisión, muerte, jubilación o incapacidad permanente total, absoluta o gran invalidez del trabajador.

¿Es posible la extinción de contratos temporales durante el periodo de vigencia del estado de alarma?

Los contratos temporales de los trabajadores cuya actividad no haya sido paralizada como consecuencia de la declaración de estado de alarma se extinguirán al finalizar su periodo de vigencia o cuando desaparezca la causa que motivó la contratación. En cambio, los contratos temporales (incluidos los de formación, en prácticas, interinidad, y relevo) de aquellas otras personas trabajadoras cuyas empresas se hayan acogido al ERTE de suspensión por fuerza mayor, o por causas económicas, técnica organizativas y productivas, se interrumpirán y se prorrogarán automáticamente por el mismo periodo de tiempo que dure el ERTE. Es decir, que una vez que se supere la situación de emergencia extraordinaria que se sigue, su contrato temporal se ampliará por dicho periodo y no se podrá extinguir hasta que haya transcurrido dicho plazo.

¿Qué consecuencias derivan del incumplimiento de la prórroga en los contratos temporales afectados por un ERTE?

La extinción del contrato temporal antes de que finalice la prórroga (ante tempus) traerá como consecuencia que se declarará el despido improcedente con la obligación de la empresa de readmitir al trabajador a abonarle una indemnización de 33 días por año trabajado, salvo que concurra alguna de las causas de nulidad por vulneración de derechos fundamentales.

 

Nota 1: Lista completa de artículos sobre medidas laborales ante la crisis del coronavirus:

1. ¿La crisis del coronavirus es una causa de fuerza mayor para un ERTE? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (1)

2. ¿Se puede despedir a un trabajador por el coronavirus? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (y 2) (presente artículo)

3. ¿Qué obligaciones preventivas tengo, respecto al covid-19, si continúo con la actividad de mi empresa? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (1)

4. ¿Incumplo la normativa si no puedo dotar a mis trabajadores de mascarillas y guantes? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (y 2)

 

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun. 

#UPNAResponde/#NUPekErantzun: ¿La crisis del coronavirus es una causa de fuerza mayor para un ERTE? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (1)

Responden: José Luis Goñi Sein, Julen Llorens Espada, Mirentxu Marín Malo y Beatriz Rodríguez Sanz de Galdeano, profesores del Área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

 

¿En qué consiste un ERE y un ERTE?

El ERE (expediente de regulación de empleo) supone la extinción del contrato de trabajo y, en consecuencia, la finalización de la relación laboral. El ERTE (expediente de regulación temporal de empleo) supone la suspensión del contrato con carácter temporal o la reducción de la jornada entre un 10 y un 70 %. Las causas que justifican las medidas extintivas o de suspensión o reducción de jornada en ambos casos son las debidas a fuerza mayor o las causas económicas, técnicas, organizativas o de producción.

¿Cuáles son las causas que justifican recurrir a un ERE o a un ERTE?

Es necesario probar que concurre alguna de las causas tasadas en el ET (Estatuto de los Trabajadores); esto es fuerza mayor, causas económicas, técnicas, organizativas y de producción. Ahora bien, el Real Decreto Ley 8/2020, en su art. 22.1 ha precisado los supuestos que tendrán la consideración de fuerza mayor a efectos de tramitar los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo.

¿Qué diferencias existe entre el ERE o ERTE por causa de fuerza mayor o por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción?

La principal diferencia es de carácter procedimental. La adopción de un ERE o ERTE por causa de fuerza mayor requiere que la autoridad laboral constate tal situación. En cambio, para la adopción de un ERE o ERTE por causas ETOP (económicas, técnicas, organizativas o productivas) se requiere la apertura de un periodo de consultas con los representantes de los trabajadores.

¿Qué ventajas presenta en la actual situación de crisis recurrir a ERTE por causa de fuerza mayor?

Cuando el  ERTE tenga su origen en razones de fuerza mayor, el empresario se verá exonerado del 75% de las cuotas a la Seguridad Social y del 100% cuando se trate de empresas de menos de cincuenta trabajadores. Esta es la razón porque la mayoría de las empresas prefieren la tramitación del ERTE como derivado de fuerza mayor.

¿Cuáles son las causas de fuerza mayor que tradicionalmente han servido para justificar los ERE o ERTE?

El Estatuto de los Trabajadores no recoge un listado de los sucesos que pueden ser considerados como causa de fuerza mayor. En general, se ha considerado como causas de fuerza mayor las que tienen su origen en un hecho extraordinario e imprevisible ajeno a la empresa. Claramente tendrían encaje en tal concepto las situaciones derivadas de fenómenos meteorológicos, como incendios, inundaciones, etc.  Se plantean problemas de resolución incierta cuando se trata de sucesos que pueden reconducirse a la esfera de actuación del empresario.

¿La crisis del coronavirus constituye causa de fuerza mayor a efectos de tramitar un ERTE? ¿En qué supuestos derivados de la crisis del coronavirus se entiende que existe causa de fuerza mayor?

El art. 22.1 del Real Decreto-ley 8/2020 aclara qué situaciones motivadas por la crisis del coronavirus que tienen la consideración fuerza mayor. Este listado ha sido objeto de aclaración mediante el Criterio 811 bis sobre expedientes suspensivos y de reducción de jornada por COVID-19, de la dirección General de Trabajo, de 19 de marzo de 2020. También las autoridades laborales de las comunidades autónomas han publicado resoluciones en las que se trataba de precisar los supuestos en los que cabe considerar que existe fuerza mayor. En el caso de Navarra, estos criterios se recogen en la Resolución 110/2020, de 23 de marzo de 2020.

De acuerdo con los citados criterios, se entenderá que las suspensiones o extinciones realizadas durante la crisis del coronavirus responden a fuerza mayor cuando:

  • Se trate de actividades cuya actividad no puede continuar debido a la declaración del estado de alarma. En concreto, se incluyen  las actividades recogidas en el art. 10 y en el anexo del RD 463/2020 por el que se declara el estado de alarma.
  • Actividades que no pueden continuar debido a decisiones adoptadas por las Administraciones Públicas y vinculadas con el Covid-19
  • Las que tengan su origen en la imposibilidad de continuar con la actividad, debido al cierre de locales, a las restricciones en el transporte público y a la falta de suministros que impidan gravemente continuar con la actividad.
  • Las motivadas por el contagio de la plantilla y por las medidas de aislamiento adoptadas, siempre que tengan carácter urgente y extraordinario.

Por tanto, ¿la mera declaración del estado de alarma justifica la adopción de ERTES por causa de fuerza mayor?

Por sí misma, la declaración del estado de alarma no constituye causa de fuerza mayor.  Solo se consideran situaciones de fuerza mayor el cese de actividad derivado directamente de la declaración del estado de alarma, esto es, cuando se ha debido proceder al cierre por la aplicación de las medidas de contención derivadas del estado de alarma.

De acuerdo con lo anterior, las actividades que no se vieran directamente afectadas por la declaración del estado de alarma podían continuar, salvo en dos supuestos:

En primer lugar, que, debido al cierre de los locales, a las restricciones de transporte o a la falta de suministros siempre que les afecte gravemente, no puedan seguir prestando servicios. Sin duda, por medio de esta vía se abre la puerta a que buena parte de las empresas, aun no viéndose directamente afectadas por la declaración del estado de alarma, tratasen de acogerse a la fuerza mayor en la tramitación de los ERTE o ERE. En este punto, no obstante, ha de estarse a la redacción literal del precepto que señalaba que la imposibilidad de continuar la actividad ha de tener su origen directo en la declaración del estado de alarma y solo permite esa vía indirecta cuando tenga su origen en el cierre de locales o en las restricciones de movilidad o en la falta de suministros que tenga una repercusión grave.

En segundo lugar, que el contagio de la plantilla o las medidas de aislamiento adoptadas den lugar a situaciones urgentes y extraordinarias que impidan continuar la actividad.

¿Es posible justificar el ERTE en la situación actual virtud de otras causas no derivadas de fuerza mayor?

Aunque no concurra fuerza mayor, el empresario podrá recurrir al ERTE siempre que acredite que concurren causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. En la coyuntura actual, es muy probable que las empresas justifiquen sus decisiones de suspensión o reducción con base en la existencia de causas organizativas, esto es, acreditando cambios en las demanda de productos o servicios.

¿Es posible que se autorice el ERTE por fuerza mayor con efectos retroactivos?

La suspensión de contratos o la reducción de contratos basadas en la existencia de fuerza mayor como consecuencia de la crisis del coronavirus puede retrotraerse al momento de inicio del estado de alarma y terminará, en todo caso, cuando finalice el estado de alarma.

¿Qué ocurre si la autoridad laboral no aprueba el ERTE por fuerza mayor? ¿Es posible su tramitación por causas productivas?

En caso de que la autoridad laboral no apruebe el ERTE, cuando el empresario hubiera procedido ya a la suspensión de los contratos o reducción temporal de la jornada,  el empresario deberá asumir los salarios de los trabajadores por los días en los que aplicó la medida de suspensión o reducción temporal de jornada finalmente no autorizada; todo ello, sin perjuicio de la posibilidad de reclamación en vía administrativa o judicial.

Por otro lado, en caso de que la autoridad no apruebe el ERTE por causa de fuerza mayor, es posible su tramitación por causas productivas, que surtirá efectos una vez que el empresario ha realizado el periodo de consultas y comunicado su decisión a los trabajadores. Por lo tanto,

¿Cómo se puede reclamar frente a la decisión de la autoridad laboral sobre la concurrencia de causa de fuerza mayor?

Frente a la decisión de la autoridad laboral en la que no se aprecia la concurrencia de causa de fuerza mayor cabe la impugnación en vía administrativa (recurso de alzada ante el órgano superior) y en vía judicial, ante la jurisdicción social.

 

Nota 1: Lista completa de artículos sobre medidas laborales ante la crisis del coronavirus:

1. ¿La crisis del coronavirus es una causa de fuerza mayor para un ERTE? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (1) (presente artículo)

2. ¿Se puede despedir a un trabajador por el coronavirus? Medidas laborales relacionadas con la extinción y suspensión de los contratos (y 2) 

3. ¿Qué obligaciones preventivas tengo, respecto al covid-19, si continúo con la actividad de mi empresa? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (1)

4. ¿Incumplo la normativa si no puedo dotar a mis trabajadores de mascarillas y guantes? Medidas relacionadas con la prevención de riesgos laborales en caso de contagio de coronavirus (y 2)

 

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun.