Responde: Antonio G. Pisabarro De Lucas, catedrático de Microbiología en el Departamento de Ciencias de la Salud y director del Instituto IMAB (Institute for Multidisciplinary Research in Applied Biology-Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).
En episodios anteriores (ver más abajo la serie de artículos), hemos visto qué es un coronavirus, cómo se transmite y produce la enfermedad Covid-19 y cómo nos defendemos de ella. Hoy veremos algunos datos que nos plantearán nuevas preguntas sobre cómo cursa la enfermedad y nos sugerirán ideas sobre cómo combatirla.
Una de las máximas de la medicina es la de que no hay enfermedades, sino enfermos. Gregorio Marañón escribía allá por los años 50 del siglo pasado que esta sentencia “no tenía el valor de una realidad, sino sólo el de una profecía”. Setenta años más tarde, en el inicio de la que será la era de la medicina personalizadas, esta profecía puede empezar a cumplirse. La enfermedad Covid-19 producida por el coronavirus SARS-Cov-2 nos ofrece un ejemplo patente de este aforismo: no todos los afectados tienen los mismos síntomas, aunque haya algunos más frecuentes; no en todos produce los mismos efectos y mientras para unas personas sólo es un catarro casi desapercibido, para otras se agrava y causa la muerte en pocas horas. Si el patógeno es el mismo, si el coronavirus es el mismo, ¿por qué ocurre esto?¿Es sólo una cuestión de azar?¿Es sólo cuestión de edad? En 2020, el desarrollo de la ciencia permite que demos algunas respuestas y que formulemos hipótesis para responder estas y otras preguntas que surgen al avanzar.
Las nuevas enfermedades infecciosas previamente desconocidas, las enfermedades emergentes, son una amenaza global, porque nuestro sistema inmune no está preparado para enfrentarse a ellas y por la falta de fármacos efectivos para hacerles frente. Los primeros casos reportados en las enfermedades emergentes suelen ser graves y llaman la atención de los médicos que los atienden: la coincidencia de varias neumonías con síntomas especiales en Wuhan alertó de esta nueva enfermedad, la coincidencia de infecciones por un patógeno muy infrecuente en pacientes homosexuales de Nueva York y San Francisco alertó en 1981 de lo que después llamaríamos sida. Han pasado 40 años y la medicina y la biología molecular han avanzado mucho desde entonces: ahora, en cuatro meses, tenemos datos sobre el virus, su biología y el desarrollo de la enfermedad que costó décadas conseguir en el caso del VIH/sida. Sin embargo, para seguir avanzando en el conocimiento de la enfermedad y las vías para su tratamiento, son necesarios datos epidemiológicos que aporten las pistas y ayuden a los científicos a formular preguntas y construir hipótesis.
Ilustración: Manuel Álvarez García.
En torno al 80 % de las personas infectadas por SARS-Cov-2 que presenta síntomas desarrolla un catarro estacional parecido al causado por cualquiera de los otros cuatro coronavirus leves que circulan entre los humanos. Sin embargo, en torno al 15% de los enfermos desarrollan cuadros que requieren hospitalización y el 5%, ingreso en la UCI por insuficiencia respiratoria, fallo multiorgánico y shock séptico (proceso inflamatorio generalizado). Aún es pronto para determinar con precisión la tasa de mortalidad causada por este virus, porque no sabemos claramente el número de infectados. Teniendo presente esta salvedad, la estimación más frecuente es de en torno al 2 %, un valor entre 50 y 100 veces superior al de la gripe estacional. Por otra parte, se estima que este virus es entre dos y tres veces más contagioso que el de la gripe. En España, las tasas de mortalidad estimadas están por debajo o muy por debajo del 1,5 % en las personas de menos de 60 años, por debajo del 5% en las de 60-70 años, en torno al 15% en las de 70-80 y en torno al 21% en las de más de 80 años. Una conclusión importante de estos datos es que la enfermedad causada por este coronavirus sólo es letal, según los datos disponibles, en una de cada cinco personas mayores de 70 años que desarrollan la enfermedad. Estos altos valores deben llevar a la preocupación; pero no a la desesperación. Por otro lado, a tenor de los datos disponibles, la enfermedad parece ser más letal en hombres que en mujeres (proporción de seis a cuatro). Y, por último, condiciones previas tales como el cáncer, hipertensión, enfermedades respiratorias crónicas, diabetes y enfermedad cardiovascular suponen un factor de riesgo en el curso de la enfermedad. Estos datos epidemiológicos nos aportan pistas sobre el desarrollo de la enfermedad y nos urgen para que encontremos su explicación.
Ya es tarde. Se nos acumulan las preguntas y vivimos la urgente necesidad de buscar respuestas que nos acercan a la comprensión del proceso y, de ahí, a encontrar formas más eficientes de combatirlo como hemos hecho con otras muchas enfermedades infecciosas y no infecciosas. El mundo gira, más que nunca, alrededor de nosotros en este momento. Las preguntas que nos vamos formulando y las respuestas que vamos encontrando dibujan el camino para combatir la enfermedad. En un próximo capítulo veremos cómo.
Mientras tanto, cuídense.
Nota 1: listado de artículos del catedrático Antonio G. Pisabarro De Lucas sobre el coronavirus.
2. Coronavirus: ¿cómo es el «malo» de esta película?
3. ¿Quiénes son las primeras víctimas del ataque del coronavirus?
4. ¿Cómo nos invade el virus? El primer encuentro del virus con nuestras células
5. ¿Cómo secuestra el coronavirus la célula?
6. ¿Cómo sabe el sistema inmune que una célula está infectada? Diario de la resistencia. Día 1
8. ¿Qué es la tormenta de citoquinas? Diario de resistencia ante el coronavirus
9. ¿Cómo se producen los anticuerpos contra el coronavirus?
11. ¿Por qué afecta el coronavirus de forma diferente a distintas personas? Preguntas esperando respuestas (presente artículo)
13 y siguientes. Se pueden localizar con el buscador de la parte superior derecha.
Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico vicerrectorado.proyeccionuniversitaria@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun.