La música en la saga de “Star Wars”

La saga de “Star Wars” es una de las más populares del cine. Mucho se ha hablado y escrito sobre sus personajes, su historia, su tecnología.., pero menos de su música.

Para ello, hay que partir de las diferencias estéticas y conceptuales existentes entre la trilogía clásica (la formada por los episodios IV a VI: “La guerra de las galaxias: Una nueva esperanza”, de 1977; “El Imperio contraataca”, de 1980; y “El retorno del Jedi”, de 1983) y la trilogía de precuelas (episodios I a III: “La amenaza fantasma”, de 1999; “El ataque de los clones”, de 2002; y “La venganza de los Sith”, de 2005).

La historia de las películas antiguas se basa en el “viaje del héroe”, un esquema narrativo común en relatos de diferentes civilizaciones en distintas épocas. El protagonista, Luke, pasa por un proceso de aprendizaje y autodescubrimiento hasta alcanzar la madurez. Al final, logra derrotar al mal y salvar a su padre, no a través de la violencia, sino por el amor filial y la fe en la bondad. Esto es plasmado por el director, George Lucas, siguiendo el esquema del cine clásico de Hollywood, basado en tres actos y con unos puntos climáticos y estructurales muy definidos tradicionalmente.

En cambio, la historia de las películas nuevas se basa en el esquema de la tragedia griega, que plasma la caída en desgracia del protagonista, Anakin, quien, por su egoísmo y ansia de poder, hace el típico pacto con el diablo. No sólo no consigue lo que busca, sino que pierde su identidad, convirtiéndose en Darth Vader, servidor del mal. Aquí, el director realiza una disposición de escenas y secuencias mucho más compleja y libre, en forma de subepisodios de distinto grado de acción y relevancia significativa, que conducen la acción hacia un evento de gran importancia.

Por ello, John Williams, compositor de la banda sonora original, realizó un proceso de musicalización diferente en cada trilogía, por el cual se produjo una correspondencia entre la estructura de la narración y la de la música.

En la primera trilogía, la disposición de temas musicales asociados a personajes y su variación sigue la división en actos de la historia. Continúa el estilo de la llamada “gran forma basada en el leitmotif”. En las películas del cine clásico de Hollywood, aquellas de los años 30 a 50, se usaba la variación de unos temas musicales, asociados a unos personajes, para reflejar el cambio de contexto, así como el reestablecimiento de un material inicial recurrente para evitar una dispersión.

En las tres primeras películas filmadas de la saga, la disposición de las composiciones corresponde a la ordenación existente en cada uno de los tres movimientos de la forma musical tradicional denominada “Sonata clásica”. Los temas se exponen y, posteriormente, se desarrollan o varían con cierto grado de diferencia. Y esa disposición especialmente se basa en la oposición entre el tema musical de Luke y los de los villanos, entre los que destaca la “Marcha Imperial”.

En cambio, en la trilogía moderna, la disposición de la música sigue el concepto de la “forma basada en números musicales”, utilizada en el cine mudo hacia 1915. Las piezas musicales más importantes aparecían al mismo tiempo que los puntos climáticos del filme. Ocasionalmente, había citas a uno o varios temas principales y el resto consistía en rellenos a partir de secciones de menor entidad. Tal disposición del material musical en función de un plan narrativo externo corresponde con la del “Poema sinfónico romántico”. Además, los temas no se exponen completos al principio, sino que su primera aparición es parcial o en versión simplificada. En los centros de gravedad dramática, se expanden, combinan o se incorpora material musical nuevo de gran relevancia.

Observando la saga en orden de la cronología de la historia (episodios I, II, III, IV, V y VI) en lugar de por orden de realización (IV, V, VI, I, II y III), se constata el cambio de paradigma. A la segmentación musical en el poema sinfónico le sigue la intrincada interconexión de la forma sonata. John Williams, entonces, es copartícipe de la construcción de la película, ya que va muchísimo más allá de la simple reiteración de lo representado en el plano visual y, por ello, la banda sonora participa en la construcción de significado.

A modo de conclusión, se puede decir que las seis primeras películas de “La guerra de las galaxias” alcanzan una unidad orgánica, puesto que narración y música, al interactuar, hacen que se revele y refuerce la significación dramática. En virtud de ello, puede considerarse esta saga cinematográfica como una obra de arte.

 

Esta entrada ha sido elaborada por Juan Urdániz Escolano, titulado superior de Piano y Música de Cámara, licenciado en Musicología, Máster en Investigación Musical y doctor por la UPNA con una tesis sobre la banda sonora original que John Williams compuso para la saga de «La Guerra de las Galaxias»

Carne de cordero más saludable

La carne de cordero es una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico y contiene micronutrientes como minerales (hierro, selenio o cinc), vitaminas (B6, B12, A y D) y grasas. También presenta una proporción considerable de ácidos grasos saturados y concentraciones variables de ácidos grasos “trans”, resultado de la transformación de los ácidos grasos esenciales omega-3, ingeridos en la dieta, en el rumen o panza del animal. No obstante, es una de las fuentes con mayor concentración de ácido linoleico conjugado, un ácido graso esencial omega-6, que, por sus propiedades, ha mostrado beneficios potenciales para la salud humana.

Dado que las autoridades sanitarias recomiendan aumentar la ingesta de ácidos grasos esenciales omega-3, que no los produce el organismo humano, sino que se adquieren a través de la dieta, su introducción en la alimentación animal es una vía que está siendo estudiada para mejorar el perfil lipídico de la carne, es decir, los tipos de grasas presentes en ella.

Por ello, tras la incorporación en la dieta de corderos de Raza Navarra de materias primas ricas en omega-3 como las semillas de lino, chía o las microalgas marinas, se ha constatado una carne nutricionalmente más saludable, debido al mayor contenido de determinados ácidos grasos esenciales omega-3.

A lo largo de tres experimentos, se han añadido en proporciones variables dichas materias primas en la alimentación de estos rumiantes frente a un grupo de control, que solo consumía un concentrado comercial a base de cebada y soja.

La adición de lino o chía en la dieta de los corderos no ha originado variaciones en los rendimientos productivos, ya que no se observaron diferencias significativas en la edad de sacrificio, ni en la ingesta de pienso, ni en la velocidad de crecimiento respecto a los animales alimentados con una dieta convencional. Tampoco hubo cambios en la estabilidad oxidativa y calidad sensorial de la carne, pues atributos como el olor, el sabor, la terneza y la jugosidad fueron similares a los que consumieron piensos sin enriquecer.

Por el contrario, las dietas que contenían algas con lino causaron un efecto sobre la oxidación lipídica de la carne, provocando olores y sabores extraños. La citada oxidación lipídica consiste en una reacción del oxígeno y los ácidos grasos, principalmente insaturados, presenten en un alimento y es una de las causas de su deterioro. Sin embargo, las algas han dado mejores resultados en relación a la calidad nutricional de la carne.

La adición de lino, chía o algas ha promovido un perfil de ácidos grasos más saludable en la carne, debido fundamentalmente al mayor contenido en ácidos grasos omega-3, aunque la inclusión de algas ha sido la estrategia que mejores resultados ha dado en este sentido.

Además, con el objeto de profundizar en la comprensión de los mecanismos moleculares por medio de los cuales los ácidos grasos omega-3 pueden ejercer su acción en el tejido adiposo, se ha estudiado la expresión de varios genes relacionados con el metabolismo lipídico. Se ha observado que la adición de estas materias primas actúa sobre la síntesis de las grasas (lipogénesis), por lo que un mayor conocimiento de los mecanismos moleculares y bioquímicos implicados en este proceso ayudaría a definir el nivel de inclusión de ácidos grasos omega-3 adecuado para minimizar sus efectos sobre la lipogénesis y así obtener mayores concentraciones de ellos en la carne.

 

Esta entrada ha sido elaborada por Olaia Urrutia Vera, investigadora del Instituto IS-FOOD (Institute for Innovation & Sustainable Development in Food Chain) de la UPNA.

 

Las consecuencias jurídicas de las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria

Entre los incidentes negativos o “eventos adversos” que pueden perjudicar a los pacientes, las infecciones asociadas a la asistencia sanitaria (en inglés, Health Care-Associated Infection -HCAI-), y especialmente las hospitalarias o nosocomiales, son, según la OMS, los que se producen con mayor frecuencia en el mundo. Entre las infecciones hospitalarias, las cuatro endémicas más comunes son las urinarias, las del sitio de una intervención quirúrgica, la neumonía y las relacionadas con el uso de catéteres intravasculares. En España, constituyen la segunda causa de eventos adversos, por detrás de la relacionada con la medicación, según el Estudio Nacional sobre los Efectos Adversos ligados a la Hospitalización (ENEAS), de 2005.

Estas infecciones representan un serio problema, tanto desde la perspectiva de la salud pública (agravado por el incremento de la resistencia a los antibióticos), como desde el punto de vista económico. La Unión Europea recoge en la Recomendación de 9 de junio de 2009, del Consejo de la Unión Europea, sobre la seguridad de los pacientes, en particular la prevención y lucha contra las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (2009/C 151/01), que, según estimaciones del European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC), anualmente en Europa las infecciones hospitalarias afectan a unos 4,1 millones de pacientes y causan directamente unas 37.000 muertes. A ello debe añadirse la producción de pérdidas de aproximadamente 7 billones de euros solo en costes directos. En España, el reciente estudio EPINE-EPPS 2017 de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, realizado sobre 313 hospitales y 61.673 pacientes, informa que el pasado año la prevalencia de pacientes con infección nosocomial en España era del 7,74%, solo ligeramente inferior al 7,88% de 1995.

Sin embargo, y a pesar de su relevancia, se trata de un problema prevenible y evitable en un porcentaje que, en Europa, se estima en el 20-30%, lo que explica, primero, que la tasa actual de infecciones nosocomiales se considere inaceptable y, segundo, los numerosos programas que se han puesto en marcha desde principios de este siglo con el objetivo de reducir su incidencia. En España, las iniciativas para combatirlo se incluyen actualmente en la Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud (2015-2020) del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Desde la perspectiva de los pacientes afectados, las infecciones nosocomiales pueden originar daños como la ceguera o la amputación de algún miembro, un agravamiento del proceso que motivó inicialmente la asistencia sanitaria, la prolongación de la hospitalización o, incluso, el fallecimiento del enfermo. También pueden provocar otros daños económicos o morales; por ejemplo, cuando implican inactividad profesional o pérdida de habilidades para el paciente.

Se entiende así que el enfermo o sus familiares se planteen reclamar la indemnización de los perjuicios derivados de la infección hospitalaria. Sin embargo, mientras el sistema sanitario español está reaccionando seriamente ante el problema en lo que le corresponde, la respuesta de la jurisprudencia a las pretensiones individuales de los perjudicados por infecciones nosocomiales resulta más confusa: no siempre se entiende por qué en unos casos la reclamación prospera y en otros no, o por qué las cuantías del baremo de accidentes de circulación son en unos casos adecuadas y en otros, no; y lo mismo ocurre con la insegura aplicación de la doctrina del daño desproporcionado, o de la antijuridicidad de la lesión… Tampoco parece posible anticipar si una mera referencia genérica, en el consentimiento informado firmado por el paciente, a la posibilidad de contraer «infecciones» se considerará o no como información «adecuada y suficiente» que libere de responsabilidad al prestador del servicio.

Lo cierto es que un paciente hospitalizado se ve sometido a un riesgo de infecciones nosocomiales cuya magnitud generalmente ignora. Salvo los supuestos infrecuentes de riesgo totalmente desconocido e imprevisible para la ciencia médica (en su día lo fue el contagio de VIH), que excluye lógicamente cualquier medida previa, en la mayoría de las ocasiones las infecciones nosocomiales son, bien debidas a negligencias o fallos -y por ello evitables-, bien conocidas y previsibles -pero inevitables por producirse, a pesar de la perfecta corrección técnica de los tratamientos o intervenciones y de la adopción de todas las medidas razonablemente exigibles-.

En el primer caso, si las infecciones pudieron y debieron haberse evitado, resulta razonable indemnizar sus consecuencias. En estos supuestos, uno de los problemas de mayor interés práctico radica en determinar si las dudas acerca de la causa del daño o de la negligencia supuestamente cometida -cuando esta es también necesaria- deben perjudicar al demandante (paciente, familiares) o al demandado (titular privado o público del centro, profesionales). Aunque el punto de partida es que la carga de la prueba corresponde al demandante, en ocasiones puede invertirse (aspecto en el que las sentencias no siempre resultan coincidentes), siendo entonces el demandado quien, para resultar absuelto, deba demostrar ser ajeno a la causa del daño o haber actuado diligentemente.

En el segundo caso –infecciones previsibles, pero inevitables-, parece que solo la asunción del riesgo por un paciente informado debiera permitir exonerar de responsabilidad al prestador del servicio. Pero la dificultad de este tipo de casos reside en precisar los límites de la información sanitaria legalmente exigible, porque, superada ya la idea de que aquella deba ser “exhaustiva”, hay que admitir que una información parcial puede resultar legalmente suficiente. Conviene recordar, de todas formas, que la falta de la información debida suele considerarse causa de un daño moral específico y distinto de los relacionados con el problema de salud, y que sería propiamente el perjuicio indemnizable.

 

Esta entada ha sido realizada por María Luisa Arcos Vieira, profesora titular de Derecho civil, investigadora del Instituto INARBE (Institute for Advanced Research in Business and Economics) de la UPNA y autora del libro “Responsabilidad civil por infecciones asociadas a la asistencia sanitaria”

 

 

Radiografía de las poetas navarras de hoy

En Navarra, aunque “a priori” pueda pensarse lo contrario, el listado de poetas navarras en castellano que han publicado entre 1975 y 2015 es significativo, sobre todo, si tenemos en cuenta que cada una de ellas cuenta con tres o cuatro poemarios.

Así, en dicho periodo, se contabilizan catorce autoras nacidas en Navarra: en los años 30, María Blanca Ferrer García y María Sagrario Ochoa Medina; en los 50, Marina Aoiz Monreal, Rosa Barasoain Asurmendi, Charo Fuentes Caballero, Julia Guerra Lacunza, Socorro Latasa Miranda y Maite Pérez Larumbe; y en los 70, Irati Iturritza Errea, Uxue Juárez Gaztelu, Margarita Leoz Munilla, Trinidad Lucea Ferrer, Leire Olkotz Vicente y Regina Salcedo Irurzun. A ellas se suman tres poetas afincadas en la Comunidad Foral: Isabel Blanco Ollero, Fátima Frutos Moreira y Ana Jaka García.

A pesar de vivir épocas diferentes, todas ellas comparten temática. Hablan de la reivindicación de la mujer como sujeto activo. En sus poemas, tratan el amor y la maternidad desde un punto de vista feminista y sus personajes femeninos son más libres. También abordan el cuerpo sin miedo, sin tapujos, y persiguen cuál es el concepto de la vida en la búsqueda personal, lejos de la religión.

Desde el punto de vista del lenguaje, se percibe una evolución en las tres generaciones: primero fue más simbólico y, posteriormente, más sencillo, más cercano a la realidad. Sí es destacable el lenguaje rompedor de la generación de los 70. Las nacidas en dicha década apuestan por nuevas formas de expresión y de renovación, por el verso libre y la ruptura de los convencionalismos del lenguaje, o la experimentación y la conjugación interdisciplinar de las artes hasta lograr la construcción de una voz y de un lenguaje propios.

En los últimos años, ha sido muy destacable la influencia de las nuevas tecnologías. De hecho, Internet ha sido una puerta muy importante para dar a conocer la poesía, un género que se está revitalizando, con casos como los del madrileño Marwan y de la segoviana Elvira Sastre, dos poetas muy seguidos por los adolescentes, que hablan de la tristeza, del día a día y de problemas cotidianos, lo que favorece la conexión con el público.

Por ello, para las poetas navarras, la difusión de los contenidos no se enfoca tanto a la publicación del papel, sino al intercambio de poemas y puntos de vista con autores de otros países a través de internet y de plataformas “online” como blogs o redes sociales.

Además, las poetas navarras actuales, al igual que ocurre en el ámbito nacional, apuestan por una evolución de la concepción de la poesía. Ya no se centran exclusivamente en la palabra, sino que se muestran partidarias de combinar poesía con otras formas de reivindicación cultural como la música, el teatro o la experimentación (“performance”), es decir, expresiones artísticas más cercanas a la realidad.

Este estudio (originalmente, una tesis doctoral defendida en la Universidad Pública de Navarra) despertó el interés de publicación de la Editorial Torremozas, especialista en edición de obras literarias de mujeres, cuando el pasado febrero lanzó una antología que recoge los poemas de las autoras seleccionados por la antóloga del estudio, Isabel Logroño. Asimismo, se prevé para este 2018 el lanzamiento del contenido de investigación incluido en la tesis bajo el formato libro, con el título “Búsqueda de identidad. Mujeres poetas de Navarra (1975-2017)”, editado por el Servicio de Publicaciones del Gobierno de Navarra.

 

 

Esta entrada ha sido realizada por Isabel Logroño Carrascosa, doble licenciada en Filología Hispánica y en Comunicación Audiovisual y doctora por la UPNA con una tesis sobre la poesía femenina actual de Navarra en castellano entre 1975 y 2015

 

La biomasa forestal, fuente de energía sostenible

La biomasa forestal es el combustible más antiguo usado en el mundo, pero gestionado con criterios técnicos modernos. Leña, carbón vegetal, serrín, virutas… son productos que han sido tradicionalmente utilizados en talleres y hogares durante décadas, incluso siglos, para producir calor. Sin embargo, a partir de los años 60 del siglo XX, con la urbanización, el abandono de los pueblos y la reducción de la actividad en el medio rural, el origen de la principal fuente de calor ha ido pasando al gasoil y al gas natural. El uso de la leña ha quedado reducido al ámbito rural.

Sin embargo, hay una oportunidad única de recuperar y potenciar el uso de la biomasa forestal como una fuente de energía sostenible. Esto se debe a una combinación de factores: la gestión de los montes realizada en el pasado, la situación del mercado de los combustibles fósiles o el desarrollo tecnológico del sector, con nuevos tipos de combustible a partir de la leña y el serrín como astillas de tamaños homogéneos, briquetas y «pellets», que son pequeñas pellas cilíndricas de serrín prensado. Estos nuevos combustibles han homogeneizado e industrializado la oferta de biomasa y las nuevas calderas e instalaciones han aumentado la eficiencia de este combustible, con rendimientos del 85 o 90%, de tal forma que generan más calor por unidad de leña.

Estos factores explican por qué el uso de la biomasa forestal como energía se está extendiendo rápidamente en el ámbito rural y de las pymes (pequeñas y medianas empresas), aunque queda como reto su desarrollo en ambientes urbanos e industriales.

No obstante, el uso de la biomasa tiene que hacerse de forma sostenible, es decir, que no provoque un deterioro de las condiciones ambientales, económicas y sociales. En la actualidad, existen herramientas cualitativas y cuantitativas para valorar la sostenibilidad del uso de esta energía de forma combinada en los ámbitos ecológicos, económicos y sociales.

Sin embargo, los principales retos para la sostenibilidad de esta fuente de energía son triples: ambientales, económicos y sociales. Ambientalmente, hay que mantener el funcionamiento del ecosistema y la biodiversidad del bosque a largo plazo para asegurar que su capacidad productiva no se reduce. A ello se suma que, económicamente, es necesario asegurar que existe una demanda suficiente para mantener la producción de biomasa, sin que desborde la capacidad de producción del medio ambiente y del sector industrial. Finalmente, desde el punto de vista social, la biomasa tiene que ser utilizada de forma que se ponga en valor un recurso local y se potencie la economía y el empleo rural, sin poner en peligro otros usos del monte. En definitiva, la viabilidad de la biomasa como una fuente de energía sostenible depende de los condicionantes particulares de cada monte, usuario y zona.

 

 

Este post ha sido realizado por Juan A. Blanco Vaca, investigador del Instituto de Innovación y Sostenibilidad en la Cadena Agroalimentaria (IS-FOOD) de la UPNA y coordinador del libro «Usando la biomasa forestal como una fuente de energía sostenible»

 

Fraude electoral… en el siglo XIX

Las elecciones en Navarra de diputados a Cortes a lo largo del reinado de Isabel II (1833-1868) se caracterizaron por las prácticas fraudulentas, como en el resto del país. Fueron ejercidas por los distintos partidos —cuyos miembros pugnaban por hacerse con el control de las mesas electorales para poder amañar los resultados— o realizadas a través de presiones y medidas arbitrarias ejercidas por el Gobierno, en especial a través del gobernador civil de turno y de sus agentes, y por la Diputación.

Los procesos de sufragio, a lo largo de las 22 convocatorias electorales del reinado isabelino, estaban regidos por un sistema censitario liberal, que restringía el censo a un escaso número de hombres pudientes —quienes pagaban un determinado nivel de impuestos— y al denominado grupo de las «capacidades» o individuos que desarrollaban una profesión intelectual, avalada, en general, por estudios superiores. El censo, no obstante, varió según las diferentes leyes electorales que tuvieron vigencia a lo largo del periodo: del Estatuto Real de 1834 a las que se derivaron de la Constitución progresista de 1837 y de la moderada de 1845.

Para entender las limitaciones que tenía este sistema electoral censitario, reducido a una minoría de votantes contribuyentes, resulta ilustrativo indicar que el censo electoral de Navarra nunca superó los 20.000 electores. Llegó a oscilar entre los 3.095, asignados en 1839, y los 19.060 que tuvieron derecho a voto en su momento más popular, los comicios de 1844, sobre una población oficial de la provincia que osciló durante esa época, de 1833 a 1868, entre los 221.000 y los 300.000 habitantes.

Precisamente, la inclusión o exclusión interesada de electores en el censo era una de las prácticas fraudulentas de estos comicios, junto a la distribución de distritos para favorecer a una determinada opción política. Además, en esta época, van a surgir algunos candidatos navarros que anuncian ya la figura del cacique; entre otros, Tomás Jaén, progresista, y Nazario Carriquiri, moderado. No obstante, Navarra aportó en esta época grandes figuras políticas a nivel nacional, surgidas de las urnas, que llegaron a ostentar diversas carteras ministeriales, como los moderados: Agustín Armendáriz, Fermín Arteta, Joaquín I. Mencos o García Goyena, que llegó a presidente del Gobierno; y entre los progresistas, Pascual Madoz o José Alonso.

La burguesía liberal monopolizó la representación electoral de Navarra durante la mayor parte del periodo, a través de los dos grandes partidos que vertebraron el sistema: el moderado y el progresista, a los que luego se sumará, desde una posición centrista, la Unión Liberal. No obstante, hubo un carlismo latente en Navarra, que se manifestó puntualmente en circunstancias favorables, como la ampliación del censo electoral, en las elecciones de 1844, o en las últimas convocatorias del reinado, las de 1865 y 1867, ante la agudizada crisis del sistema censitario que se llevó por delante a la propia reina, sostenida por un moderantismo cada vez más autoritario y conservador, frente al resto de las fuerzas liberales.

 

Esta entrada ha sido elaborada por Jesús Balduz Calleja, diplomado en Magisterio, licenciado en Historia y doctor por la Universidad Pública de Navarra (UPNA) con una tesis sobre las elecciones en Navarra de diputados a Cortes a lo largo del reinado de Isabel II

Ejercicio físico: la pastilla milagrosa que previene y cura enfermedades

Las llamadas enfermedades no transmisibles matan a 38 millores de personas cada año, especialmente en los países de ingresos bajos y medios. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son las más prevalentes (17,5 millones cada año), seguidas del cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes.

La mayoría de las intervenciones para prevenir estas enfermedades se han centrado en reducir el consumo de tabaco y alcohol, en promover comportamientos saludables como el consumo de frutas y verduras y en la práctica de ejercicio físico regular. Uno de los comportamientos saludables recomendados para prevenir dichas dolencias es el ejercicio físico. Recientemente, se han publicado varios estudios que muestran que aquellos programas que incluyen sesiones con entrenamiento interválico de alta intensidad (o “High-Intensity Interval Training”-HIIT) generan mejores respuestas fisiológicas, metabólicas y hormonales que las que se asocian con el entrenamiento tradicional continuo moderado-intenso de alto volumen. Este tipo de entrenamientos “HIIT” consiste en repetir de cuatro a seis veces ejercicios de corta duración (desde treinta segundos hasta cuatro minutos), a alta intensidad (por encima del 85-95% de la frecuencia cardiaca máxima), con entre tres y cuatro minutos de recuperación.

El entrenamiento interválico fue descrito, por primera vez, por Reindell y Roskamm en Alemania y, posteriormente, fue popularizado por el campeón olímpico en pruebas de fondo Emil Zátopek en 1950. Desde una perspectiva de salud pública, los llamados protocolos “HIIT” tienen una importante relevancia científica, ya que “la falta de tiempo” y “el sedentarismo” siguen siendo dos de las barreras comúnmente más citadas para realizar ejercicio de forma regular en todas las edades.

Entrenamientos interválicos

A corto plazo, los programas que incluyen protocolos tipo “HIIT” han demostrado ser unos métodos seguros que producen mejoras significativas en varios índices de salud relacionados con la edad, como, por ejemplo, en la capacidad cardiorrespiratoria, la composición corporal, la función endotelial (que juega un importantísimo papel en la regulación, mantenimiento y control de las funciones cardiocirculatorias) y en los marcadores del control de la glucosa en sangre y de los lípidos (colesterol, triglicéridos), tanto en individuos sanos como en aquellos en riesgo cardiovascular (sedentarismo, exceso de peso o dieta inadecuada) o en sujetos afectados por algún tipo de enfermedad cardiometabólica (hipertensión arterial, fallo cardiaco congestivo o síndrome metabólico).

Actualmente, el Grupo de investigación en Biomecánica y Fisiología del Movimiento (BIOFIM) de la UPNA, dirigido por el catedrático Mikel Izquierdo, en colaboración con el profesor Robinson Ramírez Vélez, del Centro de Estudios en Medición de la Actividad Física (CEMA) de la Universidad del Rosario de Bogotá (Colombia), ha iniciado un proyecto de investigación denominado “Entrenamiento interválico de alta intensidad para la mejora de la salud Cardiometabólica en pacientes con sobrepeso (Cardiometabolic HIIT-RT Study)». Su objetivo es evaluar los efectos de diferentes intervenciones de ejercicio físico e intensidades sobre la función endotelial, la variabilidad de la frecuencia cardiaca y varios biomarcadores del metabolismo de los lípidos y los carbohidratos (unos tipos de nutrientes) en adultos con exceso de peso. Esta iniciativa examinará la respuesta individual de las personas a este tipo de entrenamiento para realizar en un futuro un programa de entrenamiento “a la carta” y personalizado.

Los primeros resultados de este proyecto muestran que el HIITT, respecto al entrenamiento tradicional continuo moderado-intenso de alto volumen, tiene efectos superiores en el incremento el flujo sanguíneo, lo que favorece la vasodilatación y previene enfermedades como la hipertensión arterial y el fallo cardiaco. Otras adaptaciones cardiacas tras un entrenamiento con “HIIT” han sido la reducción de la frecuencia cardiaca en reposo (bradicardia).

Con los resultados obtenidos de este proyecto de colaboración entre la Universidad Pública de Navarra y la Universidad del Rosario de Bogotá (Colombia) se podrá contribuir a dilucidar posibles mecanismos implicados en el desarrollo de las enfermedades no transmisibles y proporcionar información para el diseño e implementación de intervenciones encaminadas a prevenirlas en cualquier etapa de la vida.

 

Esta entrada ha sido realizada por Mikel Izquierdo Redín, catedrático del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra (UPNA)

 

 

“Smart Cities”

“Smart Cities” es un término, ya generalizado a nivel mundial, por el que se conocen a aquellas ciudades que pretenden ofrecen una mejor calidad de vida a sus ciudadanos, combinando una buena política de eficiencia energética y un cuidado del medio ambiente, utilizando para ello tecnologías y servicios inteligentes, integrándolos adecuadamente en la ciudad actual. En algunas fuentes añaden el matiz de que las “Smart Cities” pretenden aumentar la felicidad de sus ciudadanos, teniéndolos más atendidos, con las necesidades cubiertas y resolviendo los problemas casi antes de que los ciudadanos puedan percibirlos.

Mejoras en servicios como transporte (ahora entendido como un nuevo concepto más global de movilidad urbana); tratamiento de residuos urbanos y sistemas de reciclaje; control de todo el sistema de aguas de una ciudad (incluyendo suministro de aguas de boca, riego de jardines y zonas verdes de la ciudad, depuradoras de aguas residuales, etc.); potenciación de generación y almacenamiento de energías verdes; monitorización y optimización del uso de la energía; mejora de la atención sanitaria (que tiende a ser mucho más personalizada); y todos los trámites con la administración pública (ya sea local, comarcal, autonómica o nacional) van convirtiéndose, poco a poco, en una realidad a la que fácilmente nos podemos acostumbrar.

El imaginario futurista ha sido siempre bastante amplio pero ahora ya se trata de la realidad cotidiana, y todas las propuestas, sean tecnológicas o no, pasan, y pasarán, el filtro de la sociedad, que decidirá, imperturbable, si le mejora o no la vida y si está entre las opciones que pueden continuar y se instaurarán en esa sociedad del futuro próximo.

Muchas de las propuestas tecnológicas ya empiezan a ser una realidad: coches eléctricos y autónomos conectados a su entorno, compras “online” generalizadas con una potenciación de todos los sistemas logísticos de reparto; control del tráfico rodado y de personas por las carreteras y ciudades; sistemas de seguridad y vigilancia cada vez más complejos; sistemas de iluminación de ciudades inteligentes y más eficientes, etc., pero todavía queda mucho trecho por recorrer.

Sin embargo, no todo tiene que pasar por soluciones necesariamente tecnológicas, ya que, en muchos casos, la información que se pretende conseguir con la tecnología ya la tienen las administraciones (ayuntamientos, comunidades autónomas, gobiernos, etc.), o una aproximación bastante real, y únicamente hace falta tratarla de una manera “inteligente” para que resulte realmente de utilidad.

Hoy en día, la administración sabe dónde vivimos, dónde trabajamos, si tenemos vivienda en propiedad o no, si tenemos hijos o no, si utilizamos mucho o poco los servicios de transporte, atención primaria sanitaria, bibliotecas públicas, comercios locales, etc. Con todos esos datos, debidamente anonimizados, podría gestionarse la ciudad de una manera muchísimo más eficiente, pudiendo, por ejemplo, prever de una forma muy sencilla y rápida, en un día laboral o festivo, los movimientos de la población, priorizando unas vías frente a otras en horas punta. También se podría evaluar el efecto del corte de ciertas calles a ciertas horas, planificar el transporte urbano de una forma más eficiente, etc.

En concreto, para mejorar y controlar todo lo relativo a la movilidad urbana, sería necesario desarrollar un modelo de movilidad urbana integral (que, a día de hoy, no existe) que nos permitiera evaluar las nuevas propuestas de movilidad: vehículos eléctricos compartidos, líneas rápidas de transporte urbano, reconsideración de las actuales líneas urbanas, localización de hub’s de transporte de personas y mercancías, planificación de carriles bici, peatonalización de ciertas calles o zonas, aparcamientos disuasorios y sus sistemas de lanzaderas, instalación de escaleras o rampas mecánicas, ascensores, etc. Con este modelo debidamente desarrollado y los datos que ya dispone la administración, tendríamos información más que suficiente para mejorar ostensiblemente la movilidad de los ciudadanos.

Son muchos los cambios que se avecinan. Muchos de ellos ya los tenemos aquí y, probablemente, todavía no los hemos descubierto. Vayamos, pues, poco a poco, incorporando los que ya tenemos y evaluando las propuestas que se nos puedan ir haciendo, para conseguir que, realmente, las nuevas tecnologías supongan una mejora significativa de nuestra calidad de vida.

 

Esta entrada ha sido elaborada por Carlos del Río Bocio, director del Instituto de Smart Cities (ISC) de la UPNA