De las palabras a los hechos: las leyes raciales del nazismo

 es Catedrático de Filosofía del Derecho, Bioética e Inteligencia artificial, Universidad Pública de Navarra

El 14 de julio de 1933 el gobierno de Hitler aprobó la Ley para la Prevención de Progenie con Enfermedades Hereditarias con el objetivo de esterilizar a personas que eran consideradas biológicamente inferiores.

En principio, esta ley había sido promulgada para impedir la trasmisión de enfermedades hereditarias. Pero en realidad sirvió para llevar a cabo una política general de esterilización obligatoria, así como de exterminio, de las personas que padecían defectos físicos o mentales.

Adolf Hitler, considerado por algunos especialistas como el gran simplificador, estaba convencido de que la supremacía de los arios solo era posible a través de la regeneración y purificación de la sangre germana.

De ahí que dos años después, el 15 de septiembre de 1935, promulgara la “Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes” y promoviera la aplicación del Programa Aktion T4, en virtud del cual perdieron la vida más de 70 000 enfermos de párkinson, alzhéimer o epilepsia a los que practicaron la “eutanasia compasiva”.

El motivo no ofrecía lugar a dudas para los dirigentes nazis. La salud e “higiene racial” eran prioritarias. Inexcusablemente. El racismo biológico debía imponerse sacrificando los principios de igualdad, libertad o dignidad emanados del liberalismo precedente.

Fotografía propagandística de una mujer Archivo Federal de Alemania / Wikimedia Commons, CC BY-SA

El racismo histórico

Es preciso recordar que, con anterioridad, teóricos racistas como el Conde Bufon en Historia Natural, así como el Conde de Gobineau, a través del Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas en 1853, habían defendido que la raza blanca ocupaba el nivel superior y que la mezcla racial resultaba degenerativa.

Sin embargo, conviene precisar a este respecto que el concepto de “raza”, al igual que el de “población”, no deja de ser tan solo una abstracción de carácter especulativo, que carece de correspondencia empírica alguna. De hecho, el término “raza” no describe ninguna cualidad humana, específica, que sea diferenciada, y menos hace referencia a ningún dato objetivo.

No obstante, una vez más, el mito de la raza tan extendido por Europa, irrumpía de nuevo. La puesta en práctica de la política racial nazi era la prueba de que los mitos, más allá de su eventual atractivo romántico o literario, pueden erigirse en armas poderosas que entrañan graves peligros. Podría decirse que están preñados de fantasmas y que son capaces de engendrar barbarie.

A veces, los mitos salen de las cavernas en las que hibernan, entran en acción seduciendo a las mentes y entonces se tornan mortíferos, pues se comportan, tal y como advierten Yves Ternon y Socrate Helman, “como el gas que desintegra el alma, degrada la razón y aniquila la voluntad de ser libre”.

No ha de extrañar que, a partir de esas coordenadas, tanto los judíos como los gitanos, los minusválidos o los enfermos mentales, fueran percibidos por el nazismo como un claro peligro para el desarrollo del ideal de la pureza genética del pueblo alemán, eje central de su proyecto político.

Crisis económica y proyecto totalitario

Conviene recordar que tanto la situación económica que padecía Alemania por la hiperinflación de 1923 como la crisis de 1929 acentuaron las dificultades de un país estragado tras la derrota de la Primera Guerra Mundial en un proceso de creciente inestabilidad política y fragilidad institucional.

La firma del Tratado de Versalles había desplazado a Alemania del puesto que ostentaba anteriormente, reservado a las grandes potencias. Previamente, el representante del gobierno británico, J. M. Keynes, había anticipado las consecuencias que podrían derivarse de unas condiciones de reparación de guerra tan exigentes. A partir de entonces, numerosos desempleados, comerciantes y empresarios arruinados se dejaron seducir por las expectativas que generaba el discurso nacionalsocialista.

Entre tanto, los dirigentes nazis se sirvieron de técnicas de propaganda de masas e hicieron uso de un lenguaje metafórico, a veces eufemístico. Hablaban en términos de “plaga” aludiendo a los judíos y de “bacilos” o “bacterias” para referirse a los gitanos, y los consideraban nocivos para el organismo social, es decir para la salud del Estado.

La expresión habitual de “sobres vacíos” o “cuerpos sin alma” asignada a los enajenados mentales, así como “solución final” para apelar al holocausto, formaban parte de una estrategia planificada que perseguía como objetivo vaciar de contenido y alterar el significado de las palabras.

Advertencias del riesgo totalitario.

Pocos autores como el escritor judío de origen austríaco Stefan Zweig fueron capaces de hacer público, antes de la llegada al poder del nacionalsocialismo, el grave riesgo en el que estaba incurriendo Alemania.

En reiteradas ocasiones advirtió que el gobierno del país podía caer en manos de un régimen totalitario de carácter fascista, tal y como sucedía ya en Italia. Esto haría retroceder al continente europeo a periodos históricos de crueldad y violencia prácticamente olvidados.

Sus palabras siguen siendo tan expresivas como elocuentes cuando afirmaba, para referirse al ambiente que impregnaba el avance de la ideología nazi: “la mentira extiende descaradamente sus alas y la verdad ha sido proscrita; las cloacas están abiertas y los hombres respiran su pestilencia como un perfume”.

Del mismo modo, el creador del psicoanálisis Sigmund Freud, igualmente judío de origen, había manifestado, antes huir de Viena para vivir en Londres: “Nunca se sabe adónde se irá por ese camino. Primero uno cede en las palabras, después poco a poco en la cosa misma”.

Han pasado ya nueve décadas, pero el deber de recordar aquellos hechos ignominiosos se ha convertido en un imperativo moral que no podemos eludir. Ignorarlos u olvidarlos sería un acto de negligencia. Máxime, teniendo en cuenta la fuerza que está adquiriendo en los últimos años el discurso xenófobo y ultranacionalista de la extrema derecha.

En última instancia, tal y como advertía el Premio Nobel de Literatura José Saramago: “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizás no merezcamos existir”.

 es Catedrático de Filosofía el derecho. Bioética e Inteligencia artificial, Universidad Pública de Navarra

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

 

Hannah Arendt, una voz que sigue resonando con fuerza

. Catedrático de Filosofía el derecho. Bioética e Inteligencia artificial., Universidad Pública de Navarra

Nacida en Hannover (Alemania) en 1906, Hannah Arendt, hija de comerciantes judíos acomodados y secularizados, fue capaz de pensar su época examinándola con entera libertad, sin renunciar a un insobornable espíritu crítico. A pesar de tener que exilarse por el ascenso del nacionalsocialismo, se convirtió en una de las teóricas políticas más relevantes del siglo XX.

Siendo adolescente, ya con 14 años había leído obras de Immanuel Kant. Su biografía, tan procelosa como apasionada, nos permite saber que en 1924 inició los estudios universitarios en Marburgo donde conoció a Martin Heidegger. Con él mantuvo una estrecha relación intelectual y sentimental. Después siguió estudiando filosofía en Friburgo, y obtuvo el doctorado en Heidelberg en 1928 con la tesis El concepto del amor en San Agustín.

Sin embargo, la persecución de los judíos impulsada por Adolf Hitler a partir de 1933, nada más llegar al poder, la obligó a trasladarse a París, donde trabajó activamente para ayudar a jóvenes judíos que aspiraban emigrar a Palestina. Cuatro años después, el régimen nazi le retiró la nacionalidad y vivió como apátrida hasta que obtuvo la nacionalidad estadounidense en 1951, gracias a la cual pudo desarrollar una intensa actividad profesional.

Periodista, profesora, intelectual

Además de ejercer como periodista sobre temas políticos y sociales en diversos medios de comunicación, Arendt fue profesora en las universidades de Nueva York, Chicago, Columbia y Berkeley. En 1959 se convirtió en la primera mujer que impartió docencia en la Universidad de Princeton. En todo momento defendió públicamente que “no hay pensamientos peligrosos. Pensar, en sí mismo, es peligroso”.

A este respecto, el filósofo Hans Jonas, amigo personal y autor de la célebre obra El principio de responsabilidad, en la que criticaba abiertamente la evolución seguida por la ciencia moderna y los riesgos que conlleva el uso de la tecnología, se refería a ella afirmando: “Pensar era su pasión, y para ella pensar era una actividad moral”.

Su condición de testigo de una época histórica, caracterizada por la violencia de las dos guerras mundiales durante la primera mitad del siglo XX, motivó que Arendt fuera muy consciente de la fragilidad de los derechos y de la vulnerabilidad a la que se veían sometidos permanentemente los ciudadanos. Los enemigos de la libertad cambian, pero no desaparecen, insistía una y otra vez. De ahí su determinación y compromiso intelectual con su tiempo.

Con la destreza propia de un cirujano, utilizaba su capacidad de análisis como si fuera un bisturí certero y preciso con el objetivo de diseccionar la realidad que la circundaba. Celosa de su integridad e independencia, Arendt no cedió a las presiones de su entorno cultural. Siempre rechazó identificarse con cualquier ideología, incluida la sionista.

Tanto sus palabras aceradas, que se convertían en dardos dirigidos a una diana siempre en movimiento, como sus frases incisivas parecían destellos que surgían a modo de “relámpagos de pensamiento”. No es de extrañar que, con motivo de la fundación del Estado de Israel, afirmase sin ambages: “Nunca en mi vida he ‘amado’ a ningún pueblo o colectivo, ni al pueblo alemán, ni al francés, ni al norteamericano, ni a la clase obrera, ni a nada semejante. En efecto, solo ‘amo’ a mis amigos y el único género de amor que conozco y en el que creo es el amor a las personas”.

Trabajadora infatigable, amén de escritora de pluma ágil, publicaba artículos semanales en The New Yorker a través de los cuales insistía en la relevancia de defender “el derecho a tener derechos”. Entre sus obras principales destacan: La condición humanaEichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal y Hombres en tiempos de oscuridad.

El totalitarismo de ayer y hoy

En 1951 publicó Los orígenes del totalitarismo, un estudio exhaustivo en el que exponía tanto la génesis como el desarrollo histórico del antisemitismo, el imperialismo y los totalitarismos. A través de sus páginas evidenciaba la estrategia y argucias que habían seguido entonces los líderes de masas para conseguir la adhesión de acólitos con el fin de convertirlos en súbditos pasivos y silentes.

Era una estrategia nada distinta, por otra parte, de la que practican ahora numerosos dirigentes políticos, con frecuencia populistas, que tratan de seducir a los votantes con estratagemas y falsedades continuas. Como precisaba la pensadora alemana, antes de acceder al poder para “encajar la realidad en sus mentiras, su propaganda se halla caracterizada por su extremado desprecio por los hechos como tales”.

En la actualidad, a pesar de haber transcurrido casi medio siglo desde su muerte, la voz de Arendt sigue resonando con fuerza. No es de extrañar que la profesora de Ética de la UNED, Amelia Valcárcel, considere que en los últimos años “nuestro mundo está siendo interpretado y entendido con sus categorías e ideas”. De hecho, la mayor parte de los grandes temas objeto de estudio por parte del pensamiento político de nuestra época están presentes en la obra de Arendt.

Entre ellos cabe mencionar las propuestas que planteaba en Verdad y mentira en la política con el fin de evitar que los ciudadanos se vieran reducidos tan solo a la condición de empleados y consumidores, al tiempo que una especie de apatía moral se extendiera cada vez más entre la población.

Adelantada a su tiempo

Podría decirse que Arendt fue, en palabras de Friedrich Nietzsche, una especie de “parto prematuro”. Y, sin embargo, a pesar de los avatares y adversidades que tuvo que afrontar a lo largo de su vida, hizo gala permanente de una impecable autonomía a la hora de defender sus principios morales. De ahí que ni su criterio personal ni el espíritu crítico que regían sus decisiones palidecieran en ningún momento.

De hecho, a pesar de recibir con el paso del tiempo diversos premios y homenajes por el rigor y profundidad de sus obras de teoría política, tanto en varios países europeos como en Estados Unidos, fue consciente de que “nada es más transitorio en nuestro mundo, menos estable y sólido, que esa clase de éxito que trae consigo fama; nada acontece más deprisa y más rápidamente que el éxito”.

Cuando el actual presidente de EE. UU., Joe Biden, comenzó su primer mandato como senador, escribió a Hannah Arendt el 28 de mayo de 1975 para pedirle una copia de Verdad y mentira en la política. Ahí la escritora analizaba las mentiras que generaba la maquinaria de la publicidad, así como la influencia del marketing en la manipulación de la vida política. El ensayo también anticipaba la eclosión y proliferación indiscriminada de las fake news.

Una muestra elocuente de su lucidez quedó reflejada en uno de sus últimos diarios, donde la pensadora alemana escribió: “La muerte es el precio que pagamos por la vida que hemos vivido. Es de miserables no querer pagar ese precio”.

Catedrático de Filosofía el derecho. Bioética e Inteligencia artificial., Universidad Pública de Navarra

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Enseñar a leer y entender: estrategias para la comprensión lectora

, Titular de Universidad de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidad Pública de Navarra

A los alumnos de primaria españoles les cuesta entender lo que leen.

Es la conclusión de los resultados del último informe de la Asociación Internacional para la Evaluación de Rendimiento Educativo (IEA) sobre el progreso de los estudiantes de cuarto de primaria en comprensión lectora. Este estudio (llamado PIRLS por sus siglas en inglés) evalúa las tendencias en el nivel de aprendizaje de los estudiantes, se desarrolla cada cinco años desde el 2001 y España participa desde 2006.

Comprender un texto es una tarea académica y constituye la base para aprender otras materias. Precisamente por esto nos preguntamos qué estamos haciendo mal y de qué manera se puede mejorar esta comprensión lectora.

Podemos utilizar, por ejemplo, esquemas de textos prototipos que nos permitan conocer cómo se organiza el texto. Incluir números, subrayados con distintos colores, etc., con la finalidad de ayudar a identificar al lector cuáles son las ideas principales y las ideas secundarias. Finalmente, plantearnos preguntas sobre el contenido que se acaba de leer.

Una lectura más profunda y activa

Los docentes disponemos de métodos contrastados para mejorar la comprensión. Estos métodos se basan en que los estudiantes empleen estrategias que les permitan leer de manera más activa y profunda. Destacamos algunas de ellos, propuestos por el equipo del psicólogo de la educación estadounidense Roger H. Bruning, una referencia en este campo:

  1. Promover la colaboración y la interacción entre los estudiantes para facilitar el aprendizaje mutuo.
  2. Fomentar un intercambio de preguntas y respuestas, creando un diálogo entre el docente y los estudiantes.
  3. Aprovechar las interacciones lúdicas con el objetivo desarrollar habilidades de aprendizaje autónomo.
  4. Desarrollar la comprensión de lectura a través del análisis y la comprensión de los conceptos clave presentes en el texto.

Una lectura por etapas

La mejora de la comprensión lectora se desarrolla a lo largo de tres etapas:

  1. En los momentos iniciales, antes de empezar a leer, podemos aplicar estrategias previas a la lectura. Por ejemplo: recapitular todo lo que ya conocemos del tema que vamos a leer, es decir, activar nuestros conocimientos previos; animarnos hacer predicciones –como por ejemplo “qué pasaría si…”–, anticipar posibles finales a un texto, hipotetizar sobre situaciones. Finalmente, plantearnos preguntas sobre qué sabemos sobre el texto al que nos enfrentamos. Por ejemplo, si voy a leer un texto del cambio climático qué sé del cambio climático.
  2. Estrategias durante la lectura: identificar partes relevantes del texto (con subrayados), utilizar estrategias de apoyo y repaso que nos ayuden a comprender y retener la información del texto. Por ejemplo, elaborar resúmenes, tomar notas, crear esquemas o mapas conceptuales, generar preguntas sobre el contenido, buscar definiciones de palabras desconocidas, entre otras.
  3. Finalmente, cuando terminamos de leer un texto es posible aplicar otras estrategias posteriores a la lectura. Por ejemplo: identificar la idea principal, crear un resumen esquemático, formular nuevas preguntas y responder a las formuladas al inicio del texto.

Algunas recomendaciones prácticas

El prestigioso psicólogo educativo estadounidense Richard Mayer recomienda utilizar organizadores previos para incrementar la comprensión lectora, enseñar estrategias importantes de modo explícito y animar a sus estudiantes a leer, a ser lectores activos y aprendices activos de vocabulario.

En esta línea, el psicólogo Fernando Doménech Betoret propone cinco estrategias básicas para fomentar la comprensión lectora:

  1. Determinar la importancia de lo que se está leyendo: subrayar con distintos colores la idea principal y las ideas secundarias, por ejemplo.
  2. Resumir la información: crear un texto nuevo diferente que represente la idea original del texto.
  3. Realizar inferencias: los textos dejan cosas sin decir y la comprensión depende de que deduzcamos la información no presente.
  4. Generar preguntas: los lectores competentes suelen hacerse preguntas sobre su comprensión.
  5. Supervisar la comprensión de forma constante, no esperar al final: los lectores competentes saben cuándo comprenden y cuándo no comprenden.

Algunas aplicaciones y páginas webs

Por último, los docentes pueden utilizar en sus clases diferentes aplicaciones que fomentan la comprensión lectora de forma lúdica y creativa:

  1. ReadUp: Aprender a leer y mejorar la lectura, Aprender a leer 2 Grin y Uipi.
  2. OXBOOKS, Cuentos cortos por OX.
  3. Galexia, Mejora de la Fluidez Lectora.
  4. Read Along, Sistema Lea.

También disponemos de materiales elaborados por los propios docentes que difuden en blogs. Algunas consejerías de Educación están elaborando materiales que los docentes pueden aplicar en sus aulas.

Finalmente, podemos fomentar la comprensión lectora desde clase y casa, con el uso de diversas estrategias que ayuden a los lectores a comprender, analizar y relacionarse con los textos de manera efectiva. Al aplicar estrategias específicas, los lectores pueden mejorar su capacidad para extraer significado, interpretar información y construir un conocimiento sólido a partir de lo que leen.

Titular de Universidad de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidad Pública de Navarra

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Estados Unidos quiere actualizar sus normas sobre competencia empresarial

Al inicio de su mandato, el presidente Biden denunciaba que, en los últimos 25 años, ha aumentado la fortaleza de los monopolios empresariales. Atribuía esto a la falta de firmeza de los tribunales de justicia estadounidenses en la aplicación de las leyes que protegen la competencia (y que tienen la obligación de hacer cumplir). Esa permisividad habría contribuido de forma decisiva a los elevados niveles de concentración empresarial de los últimos años.

El problema (la excesiva concentración de poder económico) y su solución (la competencia como antídoto) están claros. La tarea pendiente es cómo medir la competencia en los mercados tomando en cuenta las particularidades que se derivan de los cambios tecnológicos (digitalización) y comerciales (globalización) del siglo XXI.

De ahí que el Departamento de Justicia (DJ) y la Comisión Federal de Comercio (CFC) estadounidenses –que tienen a su cargo hacer cumplir las leyes federales antimonopolio y evitar fusiones y adquisiciones corporativas que puedan reducir la competencia entre empresas– hayan sacado a consulta pública el borrador de una nueva guía para las fusiones corporativas (MG-2023). La última actualización data de 2010.

Con estas nuevas directrices se busca:

  • Dar mayor seguridad jurídica a las empresas.
  • Guiar las actuaciones de los tribunales de justicia en caso de conflicto.

Organización industrial y competencia

El paradigma estructura-conducta-resultados (ECR, en inglés SCP framework) examina la relación causa-efecto entre la estructura de una industria, la conducta de las empresas y el rendimiento del mercado. La ECR incorpora tres visiones de la competencia:

  1. La que pone el foco en la estructura del mercado (concentración).
  2. La que lo hace en el comportamiento de las empresas (rivalidad versus concertación).
  3. La que relaciona la competencia con los resultados para la sociedad (contribución al bienestar de los consumidores).

Así, la competencia aumenta con menos concentración, más rivalidad y precios más cercanos a los costes de producción.

Sin embargo, según la lógica del paradigma, las tres visiones de la competencia se resumen en una al proponer una relación causal unidireccional desde la estructura a los resultados. Con ello no solo se anula el valor de la conducta sino que se reconoce el poder de la estructura para conseguir los resultados deseados.

Criterios utilitarios

En la década de 1970 surgió la nueva economía industrial (NEI) reivindicando, a través de la teoría de juegos, la importancia de la conducta en la competencia empresarial a través de dos premisas:

  1. La concentración en los mercados viene determinada por la propia competencia.
  2. A las empresas solo les importan los resultados a corto (optimizar recursos, produciendo y vendiendo lo máximo al menor coste posible) y medio plazo (aumentar la ratio valor/coste lo que consiguen a través de la innovación).

A partir de entonces, en los juicios por actuaciones anticompetitivas ganaron protagonismo los argumentos de contenido economicista y las decisiones judiciales se inclinaron hacia criterios utilitaristas como:

  • El criterio de excedente del consumidor: para que se apruebe una fusión, basta con demostrar que con ella los clientes podrán comprar a precios más bajos que los previstos sin fusión.
  • El criterio de excedente total: una fusión puede aprobarse, aunque suban los precios, si los productores aumentan los beneficios lo suficiente para compensar la pérdida de consumidores.

La descalificación de la estructura empresarial como origen de la conducta y la prevalencia de los criterios utilitaristas en los pronunciamientos judiciales han contribuido a la elevada concentración y pérdida de competencia en los mercados estadounidenses diagnosticada en la orden presidencial de Biden.

La competencia del siglo XXI

Con la actualización de las directrices sobre fusiones MG-2023 se busca recuperar y reforzar los principios básicos de la competencia:

  • La concentración de mercado.
  • Las barreras de entrada a nuevos competidores.
  • La preferencia por el crecimiento orgánico sobre las fusiones para ganar cuota de mercado.

Además, reafirma como criterio superior para valorar la competencia de mercado la posibilidad efectiva de elegir de clientes, proveedores, trabajadores, inversores y ciudadanos en general.

La cuestión es saber cómo se resolverán los conflictos entre las tres dimensiones de la competencia, la estructural, la conductual y la consecuencial, en los casos en que se produzcan.

Las opiniones de economistas, juristas, consultores sobre los contenidos de las directrices MG-2023 deben contribuir no solo a mejorar la redacción final del texto sino también para ganar precisión sobre el significado, alcance y medición de la competencia en las circunstancias tecnológicas y comerciales del siglo XXI.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

La importancia de detectar cuanto antes las altas capacidades: el método asturiano

Durante el siglo XX se han desarrollado diferentes investigaciones sobre inteligencia, partiendo cada una de ellas desde diferentes marcos teóricos. Desde las teorías monolíticas que definen la inteligencia como única variable a las que definen inteligencia como una estructuración tridimensional (estímulo-organismo-respuesta), pasando por la teoría factorial (con los componentes de comprensión verbal, fluidez verbal, razonamiento abstracto, numérico o espacial) o los planteamientos jerárquicos.

Los primeros estudios específicos sobre altas capacidades nacen de forma paralela al estudio de la inteligencia. Para entender las altas capacidades intelectuales hay que comprender que son multidimensionales y que su detección y evaluación no consisten en el etiquetado en un momento determinado, sino que precisan un seguimiento continuo.

Ambas, la detección y el seguimiento, han de realizarse desde la escuela inclusiva y por medio de una enseñanza personalizada..

Habilidades y talentos

Ya en 1985, se planteó que la superdotación está asociada la mayoría de las veces con la habilidad intelectual general (g) mientras que el talento denota destrezas o aptitudes más específicas que evolucionan a lo largo del tiempo mediatizados por la familia, el colegio, la personalidad, los intereses, las actitudes.

A día de hoy, la mayoría de autores que examinan las altas capacidades diferencian varios aspectos dignos de destacar: precocidad (ritmo de desarrollo más rápido de lo habitual), talentos (alto nivel en uno o varios ámbitos de conocimiento) y superdotación (nivel elevado de recursos en todas las áreas del conocimiento)

Las tres áreas son: precocidad (ritmo de desarrollo más rápido de lo habitual), talentos (alto nivel en uno o varios ámbitos de conocimiento) y superdotación (nivel elevado de recursos en todas las áreas del conocimiento).
Representación de las tipologías de alumnado con altas capacidades. Departamento de Educación, Centro de Recursos de Educación Especial de Navarra. Gobierno de Navarra., Author provided (no reuse)

Vulnerabilidad y debilidades

Cabe pensar inicialmente que los superdotados y las personas con altas capacidades brillan en todos los campos. Sin embargo, estar incluidos en estos parámetros psicométricos no garantiza destacar en todas las áreas académicas ni conseguir un expediente brillante. Las altas capacidades pueden presentar una disincronía entre la parte intelectual y otras parcelas del desarrollo (académica, social, emocional o personal).

Descripción del fenómeno de las disincronías entendido como un desequilibrio en las capacidades de la niña y el niño, producido por una diferencia en el desarrollo que afecta tanto a su dimensión interna como a las relaciones con el entorno.
Descripción del fenómeno de las disincronías según Terrassier. Elaboración propia.

Los niños y niñas con altas capacidades presentan a veces un doble diagnóstico o doble excepcionalidad. Más allá de sus potencialidades, pueden mostrar también debilidades o necesidades educativas. Hablamos de dificultades específicas de aprendizaje (DEA)trastorno del espectro autista (TEA) o trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).. Todo ello ha de ser tratado de forma coordinada por pediatras, psicólogos y pedagogos.

La atención a la diversidad como prioridad

No es de extrañar que los alumnos y alumnas con altas capacidades se sitúen dentro del perfil de alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE). Y por tanto será preciso realizar una evaluación psicopedagógica individualizada con el fin de concretar la potencialidad de la alumna o alumno y establecer una respuesta educativa ajustada a sus necesidades específicas. La identificación de las altas capacidades se centrará en la discrepancia existente entre el nivel de aptitud y su rendimiento. Ahí radica una de las claves.

A este respecto, conviene recordar que las leyes de educación contemplan las altas capacidades desde hace años y la LOMLOE promueve la atención a la diversidad establecida en la LOE. A su vez, determina que la escolarización del alumnado con necesidad específica de apoyo educativo deberá estar regida por principios tales como: inclusión y participación, calidad, no discriminación e igualdad efectiva en el acceso y permanencia en el sistema educativo, con accesibilidad universal para todo el alumnado. En otras palabras, lo que pretende la ley es reforzar las posibles medidas de intervención en el ámbito escolar.

¿Por qué razón lo hace? Si la legislación contempla esta realidad y la regula es porque es consciente del problema: existe en las aulas un perfil de alumnado que necesita determinados ajustes en la respuesta educativa, pero, si el sistema educativo no los detecta, entonces ¿cómo podemos ofrecerles la atención y tratamiento que requieren?

La detección temprana

Las altas capacidades se manifiestan frecuentemente en la primera infancia. Algunos autores advierten que el periodo idóneo para su detección es de los 4 a los 7 años. Los casos no siempre son evidentes y suele haber camuflajes, entre otras razones por la necesidad que sienten los niños de pertenecer a un grupo y de mimetizarse con su funcionamiento, intereses y competencias.

Desde que Martina Horner en 1972 describiera el llamado “miedo al éxito” de las chicas, han proliferado muchas investigaciones, también dentro de las altas capacidades. Estas alumnas, ante el temor del posible rechazo social, pueden bajar su rendimiento académico con el objetivo de ser aceptadas.

En la década de los años 70, el experto estadounidense Joseph Renzulli propuso el modelo de detección de los tres anillos: una capacidad intelectual superior a la media, un alto grado de motivación y de compromiso con la tarea y, por último, altos niveles de creatividad.

Rasgos definitorios

Este modelo, a pesar del tiempo que ha pasado, sigue vigente. El reto para el profesorado consistirá en advertir los rasgos definitorios. ¿Cómo hacerlo? Los alumnos con altas capacidades se podrán identificar tanto por sus capacidades intelectuales como por su forma de gestionarlas. Sin ignorar su heterogeneidad y teniendo presente que se manifiestan de modo personal y con diverso grado de intensidad.

¿Qué rasgos son más significativos? Quienes poseen altas capacidades se caracterizan por mostrar independencia de pensamiento y generar ideas múltiples. Además, utilizan procesos de pensamiento flexible. Su creatividad se demuestra a la hora de buscar de manera singular y estratégica las tareas de afrontamiento así como resolver de forma singular los desafíos. Aunque podría decirse que la creatividad no es un rasgo simple que pueda observarse superficialmente. Es multidimensional.

Esto puede verse reflejado en la habilidad que demuestran para pensar a partir del método holístico (del todo a las partes), y también por la gran capacidad de información que manejan y en cómo la gestionan buscando soluciones con gran iniciativa. Así mismo plantean independencia de pensamiento con posiciones fuera de lo habitual.

Por otra parte, si apelamos a la teoría de las inteligencias múltiples planteada por el psicólogo estadounidense Howard Gardner, advertimos que las capacidades de estos niños y niñas no son estáticas, sino más bien un potencial que puede desarrollarse con el tiempo.

Cultivar talentos, no perderlos

Restringir la detección a un enfoque basado únicamente en la evaluación del cociente intelectual (CI) y con criterio de 130 no es, por lo tanto, idóneo. La evaluación psicopedagógica debería recoger al menos cuatro variables: creatividad, capacidad, persistencia en la tarea, intereses y habilidades.

Detectar de manera precoz a los alumnos que poseen estas altas capacidades es importante porque los talentos que no se cultivan se pierden. La escuela del siglo XXI no puede limitarse a impartir contenidos, sino también ha de posibilitar a su alumnado desarrollar las capacidades y talentos tanto dentro como fuera del aula.

El nuevo método asturiano

Podemos resaltar el caso de Asturias, en España, donde recientemente se ha implantado un sistema de detección a través de la Unidad de altas capacidades (UA) dentro del Equipo Regional de ACNEAE (Alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo) de la Consejería de Educación y Cultura. El objetivo estratégico ha sido en primer lugar formar a los docentes para que ayuden en la labor de detección.

El sistema implantado ha sido diseñado en tres fases: en la primera, los tutores identifican indicios; en la segunda, se realiza un seguimiento para que finalmente, con la colaboración de los departamentos de orientación, poder constatar las altas capacidades.

Metodología multinivel

Este novedoso sistema pretende desarrollar una enseñanza personalizada mediante una metodología multinivel dentro de las aulas. Los docentes deberán adecuar su enseñanza a los diferentes ritmos de aprendizaje.

Para evitar que los niños y niñas con altas capacidades pasen inadvertidos y puedan recibir una respuesta educativa adecuada a sus necesidades específicas, será preciso llevar a cabo en el contexto escolar procesos específicos de detección con una atención compartida entre el profesorado y las familias. Y en ese proceso, la colaboración y transparencia resultan claves. Realmente es mucho lo que hay en juego.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.