#UPNAResponde/#NUPekErantzun: En bicicleta, por la salud y la sostenibilidad del planeta

Responde: Paloma Fernández Rasines, doctora en Antropología y profesora del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Pública de Navarra

 

Según la actualización para 2019 del barómetro de la bicicleta en España, parece que tengo el gusto de formar parte de ese 3,5 % de la población que utiliza la bici diariamente para ir a trabajar o a estudiar. Por ser mujer también tengo la suerte de estar entre la población que menos accidentes sufre por haber elegido esta forma de desplazarse. Resulta que los hombres tienen el doble de riesgo de accidente al usar la bici. Este dato tiene sentido porque la mayoría de las personas que usan la bicicleta son varones y son jóvenes.

Sin embargo, desde 2017 el uso que hacen las mujeres ha aumentado de modo significativo, mientras que el de los hombres permanece estable. La implantación de sistemas de carril bici parece ser un factor que explica que ellas se hayan ido animando a darle al pedal.

Imagen de StockSnap en Pixabay

El 3 de junio celebramos el Día Mundial de la Bicicleta porque así lo resolvió la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2018 para que todos los estados miembros lo conmemoren y creen conciencia al respecto.

Cuando celebramos un día internacional es porque se trata de una causa que necesita atención. En este caso, la ONU declara que se precisa otorgar mayor atención para que la bicicleta se incluya en los programas de desarrollo sostenible, para mejorar la seguridad vial y para fomentar con ello una cultura que promueva la salud física, mental y el bienestar en la sociedad.

Relación con la salud y la economía

El uso de la bicicleta está directamente vinculado con lo que las políticas de salud pública entienden como una vida más saludable y libre de humos.

Un informe para la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud de 2014 concluye que la bici salva vidas y es un motor económico. En Europa, el uso de la bici puede salvar 10 000 vidas cada año, creando además 76 600 empleos en el mismo periodo de tiempo. En España se estima que dejaríamos de perder 211 vidas al año, y ganaríamos unos 3 700 puestos de trabajo.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que, por el momento, no parece que hagamos nada para disminuir el uso y el consumo del vehículo a motor en España. El Informe Anual 2018 de la Asociación Española de Fabricante de Automóviles y Camiones, que recoge datos de la DGT, cifraba en 515 el número de turismos por cada 1 000 habitantes, con una tasa de crecimiento de más del 9 % en los últimos cinco años.

Puede que estemos haciendo un esfuerzo por fomentar el uso de medios alternativos de transporte, pero el vehículo a motor no pierde el lugar protagónico. No en vano, muchas de las ciudades de la Europa mediterránea están diseñadas para el uso del coche particular.

El contexto del sur de Europa
Consultando el Copenhagenize Index, que evalúa las ciudades más ciclables del planeta, puede verse que solo aparece Barcelona como ciudad española entre las 20 primeras de la lista. La primera es por supuesto Copenhague, seguida de Ámsterdam, Utrecht y Amberes.

Es difícil pensar en importar directamente ciertos modelos nórdicos a nuestros contextos. En esas ciudades se ven entre semana menos peatones, personas mayores y familias caminando. Aunque es envidiable su infraestructura vial radicalmente centrada en la bici y expulsora del automóvil, quizá deberíamos pensar en una forma de uso de la bici algo distinto para el sur. Eso significa pensar en modelos respetuosos con las personas que caminan, que en nuestras ciudades son muchas.

Por último, en lo que respecta a la difícil negociación de la bici con el vehículo a motor, es importante conseguir una masa crítica. Necesitamos llegar a la cantidad de personas usuarias de bici que genere un volumen suficiente para que sea tenido en cuenta frente al transporte individual a motor.

En definitiva, se trata de apostar por una vida centrada en las personas, con menos humos, por la sostenibilidad ambiental y por la salud del planeta. De momento, no tenemos otro.

 

Nota 1: Este artículo ha sido publicado en The Conversation.

Nota 2: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico ucc@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun.

Huella hídrica: el uso invisible del agua

Alrededor del 90% del agua que consumimos se utiliza para producir alimentos, por lo que tanto unos sistemas de producción agrícolas adecuados como una buena elección de productos por parte de los consumidores son importantes.

El agua “invisible” utilizada en el proceso de producción de un bien cualquiera (agrícola, alimenticio, industrial) se denomina huella hídrica. Por ejemplo, según datos de la Red de la Huella Hídrica (Water Footprint Network), para producir un kilo de legumbres se necesitan unos 3.000 litros de agua, como media global. Un kilo de ternera requiere de 15.000 litros de agua, pues hay que contabilizar la cantidad de agua que ha bebido el animal, el forraje que ha comido y los servicios que ha necesitado a lo largo de su vida (limpieza, veterinaria, etc.). La distribución de la huella hídrica en los cultivos y ganadería varía mucho según el lugar, época del año, variedad y sistema de producción. Esto nos proporciona una excelente base de datos de partida para tener en cuenta el uso oculto del agua.

Figura 1. Cantidades de agua (litros) para producir una unidad de algunos bienes. Fuente: Water Footprint Network (2018).

Una reciente publicación de la Comisión Europea en la prestigiosa revista «Nature» sobre la huella hídrica de diferentes dietas en los principales países europeos (Reino Unido, Francia y Alemania) (Vanham et al., 2018) pone de manifiesto que un cambio en la dieta actual, con exceso de azúcares, grasas y carne, hacia una dieta saludable recomendada no solo es bueno para la salud, sino que también reduce sustancialmente el consumo de recursos hídricos en unos rangos de 11–35% al cambiar a una dieta saludable con carne, 33–55% a una dieta saludable basada en pescado y 35–55% a una dieta saludable vegetariana.

El enfoque que nos ofrece la huella hídrica ha generado un cambio de paradigma en la gestión de los recursos hídricos y la sostenibilidad del agua en este planeta azul. Proporciona otra manera de entender los usos del agua dejando clara la diferencia entre el uso de agua directo en los domicilios y las fábricas, y el uso de agua indirecto, que es el que está relacionado con la materia prima agrícola, y que es notablemente mayor.

Figura 2. Huella hídrica directa e indirecta. Fuente: www.aquapath-project.eu.

¿Qué podemos hacer?

  • Opciones alimentarias:

-Reducir el desperdicio de alimentos. La comida desperdiciada se suma a la energía desperdiciada y al agua desperdiciada.
-Probar “el lunes sin carne”. La producción de carne requiere más agua y combustibles fósiles que las verduras y los granos. Por lo tanto, omitir el consumo de carne por solo un día a la semana puede reducir tu huella hídrica y energética.
-Apoyar la agricultura sostenible. En lo posible, compra alimentos de granjas sostenibles que minimicen el uso de pesticidas peligrosos y fertilizantes sintéticos. Esto reduce el uso energético y protege los cursos de agua de ser contaminados.

  • Opciones hídricas:

-Ahorrar agua ahorra energía. Al utilizar menos agua en el hogar (por ejemplo, el uso de cabezales de ducha de bajo flujo y la reparación de fugas), una menor cantidad de agua va por el desagüe y debe ser canalizada y depurada en una planta de tratamiento.
-Comprar menos cosas. La reutilización y reciclaje de los productos puede reducir tu uso de agua indirecto, lo que podría disminuir tu impacto en los recursos alimentarios y energéticos.
-Decir «no» al agua embotellada. En 2006, se requirió el equivalente a más de 17 millones de barriles de petróleo para producir el plástico del agua embotellada en Estados Unidos.

  • Opciones energéticas:

-Ser eficientes. Compra productos energéticamente eficientes (busca la etiqueta Energy Star) cuando reemplaces tus electrodomésticos antiguos. Ahorrarás energía y agua.
-Fomentar la energía renovable. Los paneles solares eléctricos y muchos otros sistemas eléctricos renovables requieren poca o ninguna agua, a diferencia de las centrales eléctricas convencionales.
-Cambiar a una fuente de energía verde. Elige opciones de energía verde disponibles a través de tu compañía.

 

Esta entrada al blog ha sido elaborada por Maite Martínez Aldaya, investigadora del Instituto de Innovación y Sostenibilidad en la Cadena Agroalimentaria (IS-FOOD) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), donde evalúa la huella hídrica en el marco del proyecto “La sostenibilidad del agua en el sector agroalimentario navarro: La evaluación de la huella hídrica y el análisis económico de los usos del agua” con el apoyo de la convocatoria de Captación de Talento de la Obra Social Caixa-Fundación Bancaria Caja Navarra. Es también académica de número de la Academia Joven de España