Rosa Maria Canals Tresserras, profesora del área de Producción Vegetal del Departamento de Agronomía, Biotecnología y Alimentación de la Universidad Pública de Navarra (UPNA)
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Es necesario gestionar el paisaje para combatir los incendios de gran magnitud
Los incendios precisan oxígeno, combustible y una fuente de ignición. Son procesos naturales, que han estado siempre ahí, originados por un rayo o por las propias actividades humanas. Aunque siempre hemos convivido con ellos, hoy en día los incendios son más grandes, más impredecibles y destructivos que hace tan solo unas décadas. Su comportamiento errático y su severidad desconcierta a los servicios de emergencia de todo el planeta, a pesar de su alto nivel de preparación. Dejan tras ellos miles y miles de hectáreas quemadas y, en muchos casos, también vidas. ¿Por qué han cambiado los incendios? Rosa Maria Canals, profesora de la Universidad Pública de Navarra y especialista en ecología y gestión de recursos naturales, alerta del gran peligro que suponen y defiende que hay que intervenir en el entorno natural para poner freno a los grandes fuegos.
Canadá, Portugal, Grecia u Oregón son tan solo algunos de los lugares que han sufrido en los últimos tiempos incendios de unas dimensiones enormes. ¿Están cambiando los incendios en el mundo?
Sí. En los años 60, teníamos incendios de categoría 1 y 2, pero con el paso del tiempo, estos incendios han ido incrementando en categoría y ya, en las últimas décadas, sufrimos incendios muy severos de quinta y sexta generación. Los de quinta generación pueden provocar diferentes focos simultáneos, como ocurrió en Grecia en el 2007. Los de sexta generación liberan tal cantidad de energía que son capaces de desarrollar un comportamiento propio e, incluso, generar vientos erráticos que les posibilita propagarse en direcciones, velocidades y sentidos imprevisibles. Fue lo que sucedió en el incendio de Portugal en 2017 o en el de Chile, también el mismo año, en el que, en apenas una noche, el fuego arrasó más de 100.000 hectáreas.
¿Podemos combatir incendios de esta magnitud?
En la extinción de estos grandes incendios se depende totalmente de los factores meteorológicos, de que cambie la dirección y la intensidad del viento, de que empiece a llover… Es lo único que puede frenarlos. Además, estos megaincendios se convierten en fenómenos globales, cuyo impacto puede producirse también a miles de kilómetros de distancia. Por ejemplo, el humo de los incendios de California y Oregón del pasado verano llegó hasta Europa. Los incendios de los suelos de turba de Indonesia o de Siberia están acabando con uno de los principales sumideros de carbono del planeta….
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué ahora hay más incendios y son más peligrosos?
Ahora hay más incendios debido al cambio global que incluye factores tan determinantes como el cambio climático y el cambio en la gestión del suelo. Por un lado, vivimos olas de calor más intensas en verano y periodos de sequía más prolongados, que hacen que la vegetación esté más seca. Por otro, cada vez viven menos personas en el entorno rural, se utilizan menos los recursos naturales y decae el pastoreo y los herbívoros, que son quienes desde siempre nos han ayudado a consumir y controlar la vegetación, es decir, el combustible. Además, la agricultura ha disminuido también, provocando una variación en nuestros paisajes que han dejado de ser un mosaico de teselas a ser más homogéneos. Las masas forestales arboladas, los bosques, se están recuperando rápidamente, desaparecen los espacios abiertos, disminuye la transitabilidad, se pierde biodiversidad a nivel de paisaje y se acumula mucha más biomasa combustible.
Y a todo ello, le sumamos la pasión del ser humano por vivir rodeado de Naturaleza, sin pensar en que un incendio se puede llevar por delante todo…
Todos tenemos en mente urbanizaciones como las que se dan en las zonas costeras mediterráneas o en nuestros archipiélagos, en las que las viviendas están rodeadas de bosques y densos pinares. Me imagino que una persona que se va a vivir a una casa perdida en el monte o a una urbanización pensará que, si se produce un incendio, tendrán que ir enseguida a rescatarle. Y, la pregunta es: ¿realmente nos lo podemos permitir?
Hagámosla entonces… ¿Realmente nos lo podemos permitir?
Pues difícilmente podemos. Los incendios actuales superan muchas veces nuestra capacidad de extinción, pero también nuestra capacidad de predicción: no es posible predecir hacia dónde van a ir, o cuántos focos se van a producir, lo que dificulta planificar una evacuación. Además, en lugares poco poblados, podemos organizar evacuaciones en plazos de tiempo muy cortos, como ha ocurrido en el norte de Canadá o en Oregón, pero un megaincendio en zonas con mayor densidad poblacional, es complejísimo. O se trabaja en protección civil, o se trabaja en extinción y control del incendio. No se llega a todo. Europa está muy poblada y los riesgos asociados a un incendio de estas características se multiplican. La gente está acostumbrada a sentirse protegida y no se da cuenta de que las cosas, quizá, no siempre van a ser así.
Entonces, en nuestro país, ¿no están los bomberos y servicios de emergencias preparados para extinguir estos fuegos?
En España siempre hemos sufrido incendios y existe mucho conocimiento y experiencia. Nuestras brigadas de bomberos están muy bien formadas y contamos con empresas pioneras a nivel mundial en el desarrollo de tecnología destinada a la prevención y extinción de incendios. Pero también tenemos una serie de hándicaps. Somos un país con mucha población diseminada en el entorno natural, especialmente en áreas mediterráneas, lo que supone mucha interfaz urbano-forestal, a lo que hay que añadir que, en el diseño de las urbanizaciones, no se ha tenido en cuenta el riesgo de los incendios. Nuestro clima es cálido y seco en verano, la vegetación es pirófita, -arde fácilmente- y, finalmente, se ha producido un tremendo abandono del uso de los recursos naturales (madera, leña, pastos…). El pastoreo extensivo y el aprovechamiento de nuestros bosques ha caído en picado. Es decir, existe una buena preparación para la extinción, pero tenemos unas condiciones que hacen que los incendios puedan adquirir categorías de quinta y sexta generación, que se encuentran fuera de la capacidad de extinción.
¿Y qué es lo que tenemos que hacer para impedir el enorme daño que un incendio de quinta o sexta generación podría hacer?
Tenemos que prevenir gestionando el paisaje más humanizado. El riesgo para nosotros mismos, la especie humana, es muy alto si se abandona nuestro entorno rural y natural. Es vital mantener paisajes en mosaico, aprovechar sosteniblemente los recursos maderables, pastables, etc. En definitiva, crear paisajes resilientes a los megaincendios y al cambio climático, dos grandes amenazas interconectadas. Gestión implica humanos (guardianes) viviendo en un entorno rural y aprovechando y gestionando sosteniblemente los recursos que ese entorno les ofrece. La solución pasa por recuperar el medio rural, el aprovechamiento forestal, la agricultura, la ganadería y, en el entorno de las áreas urbanas, crear cinturones verdes de muy baja carga combustible.
¿Existe conciencia en la sociedad de este peligro?
Falta mucho camino por recorrer porque somos una sociedad eminentemente urbana y muy desconocedora de nuestro entorno natural. Aunque nos gusta disfrutarlo, no entendemos su funcionamiento, su dinámica, su ecología… La Unión Europea es conocedora del grave riesgo de los megaincendios favorecidos por el cambio climático y por el cambio de usos del suelo y está apostando cada vez más por la investigación aplicada y la tecnología destinada a enfrentarnos a este riesgo.
Descubre más sobre este tema escuchando el podcast “¿Por qué ahora los incendios son mayores y más peligrosos? ”, de Ciencia al punto, el podcast de divulgación científica de la UPNA.
Más información:
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