#UPNAResponde/#NUPekErantzun: El consumo en la epidemia de la COVID-19

Responde: José Javier Cebollada Calvo, profesor titular del Departamento de Gestión de Empresas de la Universidad Pública de Navarra.

 

El consumo de los hogares es el mayor componente de la riqueza de España y de los países desarrollados. Por ello, además de la caída de la producción debida al parón de la actividad productiva decretado por el gobierno, el comportamiento del consumo también va a tener un fuerte impacto en la economía española durante la crisis de la COVID-19.

En el mes de marzo se ha producido una importante caída del consumo total de los hogares, que se prolongará durante varios meses de 2020 y quizás de 2021, dependiendo de la evolución que tenga la epidemia a lo largo del tiempo, según apunta un estudio de la consultora Deloitte. Esta evolución puede ser en forma de V, U o L, siendo el último caso el de mayor duración. La reducción del consumo se ha producido sobre todo en los bienes y servicios que se consumen fuera del hogar, como viajes y hoteles, restauración y ocio, ropa y calzado, automóviles o gasolina. La compra de bienes y servicios que se consumen dentro del hogar, como alimentación e higiene del hogar y personal, ha aumentado inicialmente debido al efecto “llenado de la despensa” para hacer frente al confinamiento en el hogar y reducir la incertidumbre de los efectos de la pandemia. La compra de alimentos de los hogares seguirá siendo mayor durante toda la epidemia porque el canal HORECA (hoteles, restaurantes y cafeterías) seguirá con un nivel de actividad bajo, pero volverá a niveles normales poco a poco.

Imagen de Steve Buissinne en Pixabay

Las previsiones apuntan a que después del confinamiento seguirán las medidas de distanciamiento social, más o menos atenuadas según el ritmo que marque la evolución de la pandemia, y que mientras no se distribuya a toda la población una vacuna o un medicamento efectivo contra el virus, o una gran parte de la población esté inmunizada, los efectos de la crisis se mantendrán. En general, habrá una reducción de la renta disponible de los hogares, pero debido al menor consumo el ahorro aumentará. Habrá diferencias importantes entre los hogares, dependiendo de la reducción de ingresos que sufran durante la crisis.

Además de una reducción en el consumo total de los hogares, y de un trasvase del consumo fuera del hogar al consumo dentro del hogar, está habiendo otros cambios en los hábitos de consumo.

En los días previos al Estado de Alarma hubo algunos episodios de compras de pánico, sobre todo en algunos productos como el ya famoso papel higiénico o las mascarillas y los desinfectantes de manos. El comportamiento de compra de pánico se produce por el miedo a lo desconocido, en este caso un fenómeno dramático que precisa una respuesta también dramática. Se debe también a la aversión al riesgo de las personas, que nos hace prepararnos para el peor de los casos en vez de para el mejor. Puede hacer que desaparezcan productos de las tiendas y que aumente su precio de manera desorbitada, y suele suceder en desastres naturales y sociales. Pero es diferente comprar para prepararse para un desastre, que es un comportamiento racional, que comprar por pánico, que es un comportamiento irracional, una respuesta a la ansiedad generada por la situación incierta y una necesidad de sentir un cierto control sobre la situación. La compra de pánico está alimentada también por un comportamiento de imitación. Cuando una persona ve que otras llenan los carros de la compra y que las estanterías de los supermercados se vacían, siente que no deben quedarse atrás, lo que genera un efecto bola de nieve, acrecentado en estos tiempos por las redes sociales y las noticias falsas.

Otro cambio que se ha producido es que ha disminuido el número de visitas a las tiendas y ha aumentado el tamaño medio de la cesta de la compra, al tiempo que las compras en internet han aumentado considerablemente. También ha aumentado el uso de la tarjeta de crédito por considerarse un medio de pago más higiénico. Queda por ver si estos cambios se mantendrán en el futuro cuando pase la crisis.

Dentro de la alimentación, tras las compras iniciales para llenar los armarios, ha crecido el consumo de la llamada alimentación de ocio, es decir, relacionada con momentos de ocio en el hogar, como las manualidades en la cocina (papel de horno, harina o levadura), las reuniones virtuales con amigos y el consumo de películas y series de televisión (snacks salados, bebidas alcohólicas, aceitunas o palomitas). Ha aumentado también la compra de alimentos indulgentes, como el chocolate, que refleja el poder de darse una recompensa o un capricho durante la crisis. El consumo de alcohol y dulces también tiene un efecto físico en el aumento de endorfinas que ayuda a superar los momentos de estrés.

Algunos de estos cambios serán temporales, pero otros pueden permanecer tras la crisis.

 

Nota 1: las personas interesadas podrán plantear a investigadores de la UPNA cuestiones relacionadas con el coronavirus o el estado de alarma a través del correo electrónico ucc@unavarra.es, incluyendo en el asunto #UPNAResponde/#NUPekErantzun.