En las últimas décadas, se ha visto un cambio significativo en la sociedad española, en especial, en la nueva conformación de la población activa y la mayor participación de la mujer en ella. No sólo se ha podido observar ese cambio, sino también un aumento considerable de disoluciones de matrimonios y, al mismo tiempo, de la asignación de custodia compartida.
¿Puede afectar la custodia compartida de los hijos al mercado laboral de los padres? La respuesta es sí, de forma rotunda.
Según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) del año 2016, solamente el 28,3% de los casos de divorcio y separación obtuvieron la custodia compartida. Aunque el concepto de custodia compartida se incluyó en el Código Civil en España en 2005, la adopción del concepto no vino acompañada de una regulación general a nivel estatal. No fue hasta seis años después cuando cinco comunidades autónomas con legislación propia (Cataluña, Navarra, Aragón, País Vasco y Comunidad Valenciana) tomaron la iniciativa de aplicar una regulación propia sobre la custodia compartida.
En consecuencia, son precisamente esas comunidades las que registran mayor porcentaje de custodias compartidas, según el INE, mientras que, en el resto del país, las madres siguen obteniendo la mayor parte (66%) de las custodias exclusivas de los hijos.
¿Qué consecuencias económicas puede tener esta situación?
En términos generales, el tiempo dedicado al cuidado de los hijos aumenta considerablemente cuando a uno de los padres se le otorga la custodia y guarda exclusiva y, por tanto, ese tiempo no puede ser invertido simultáneamente en el mercado laboral.
La diferenciación en el uso del tiempo y el tipo de jornada laboral de acuerdo con el género, un análisis desarrollado por el INE, han contribuido a cuestionar la existente desigualdad existente:
- El 72% de las mujeres dedican más tiempo a las tareas domésticas que los hombres y, del mismo modo, un 59% de la población femenina destina más tiempo al cuidado de los hijos que la población masculina.
- El 56% hombres frente a un 44% mujeres son los porcentajes de la población ocupada. A primera vista, parecen equitativos, pero, al descomponer los datos, el 72% de esos trabajos ocupados por mujeres son a tiempo parcial.
Por lo tanto, la aparente igualdad en la que creemos vivir maquilla la realidad. En vez de desafiar la teoría del premio Nobel Gary Becker, quien explica que el hombre invertirá su tiempo únicamente al mercado laboral, mientras que la mujer a las responsabilidades en el ámbito privado (tareas domésticas, cuidado de hijos…), la estamos defendemos inconscientemente.
Mi trabajo de fin de grado consistió en poner la economía al servicio del estudio social y analizar los efectos de la custodia compartida en la tasa de empleo femenino. Usando una metodología econométrica, con una muestra de 2.437.792 individuos, se obtuvieron unos resultados estadísticamente robustos y significativos. Esta es el más contundente:
“Las mujeres nacidas en las cinco comunidades autónomas donde prevalece la ley de custodia compartida tienen mayor probabilidad de estar trabajando que las mujeres nacidas en el resto del país”.
En conclusión, la custodia compartida, es decir, el reparto equitativo del tiempo y costes en el cuidado de los hijos, contribuiría a la igualdad de género en el mercado laboral. Sin olvidar que igualdad no quiere decir que el hombre y la mujer sean iguales, sino que tengan los mismos derechos, responsabilidades y oportunidades.
Esta entrada ha sido elaborada por Pilar Alvargonzález Muñoz, graduada en el Programa Internacional de Administración y Dirección de Empresas (ADE) por la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y ganadora del I Premio al Trabajo de Fin de Grado, concedido por la Asociación Española de Economía, por su estudio sobre los efectos de la custodia compartida en la tasa de empleo femenino