La tecnología es una gran aliada en la labor de los médicos para contribuir a mejorar la salud de los pacientes. Un ejemplo es la cápsula endoscópica, una nueva tecnología utilizada para explorar el intestino delgado, un órgano móvil localizado en el interior de la cavidad abdominal. Presenta una longitud media de seis metros y está formado por el duodeno, el yeyuno y el íleon. Esto hace que su accesibilidad hasta la aparición de la cápsula endoscópica mediante las técnicas existentes (gastroscopia y colonoscopia) fuera limitado, pues sólo permitía explorar unos pocos centímetros del duodeno y del íleon terminal.
En 2001, con la aparición y posterior comercialización de esta nueva tecnología (la cápsula endoscópica), el abordaje endoscópico del intestino delgado dejó de ser una utopía, pues permite explorar de una forma fácil y sencilla la totalidad de este órgano (enteroscopia).
Esta nueva tecnología consta tres elementos fundamentales: la cápsula endoscópica, la grabadora y un software especial instalado en el ordenador. La cápsula endoscópica es ligeramente mayor que un comprimido (de entre 11 y 26 milímetros) y fácil de ingerir por vía oral. Se caracteriza por capturar de dos a seis imágenes por segundo desde su activación en la boca y mantiene su función hasta que alcanza el colon o se agota la batería, cuya duración alcanza entre diez y doce horas de media. Las imágenes obtenidas son trasmitidas por radiofrecuencia a la grabadora que porta el paciente para, posteriormente, ser descargadas y procesadas por un software especial en un ordenador hasta obtener el vídeo final.
Tal ha sido el impacto de esta técnica en la medicina moderna que, en la actualidad, más de tres millones de exploraciones con cápsula endoscópica se han realizado en todo el mundo y se ha visto un incremento en las indicaciones para su uso. Todo ello, en parte, se debe a la sencillez de la prueba y a la buena aceptación del público en general. De hecho, actualmente todas las guías clínicas consideran a la cápsula endoscópica como la primera exploración a realizar para estudiar el intestino delgado, relegando a la endoscopia convencional al estudio del esófago, estómago y colon.
La cápsula endoscópica es capaz de detectar lesiones extra-intestinales de una forma fácil y sencilla, según recogen un gran número de estudios. Algunos de estos hallazgos son de una relevancia extrema, al tratarse de lesiones desapercibidas con anterioridad por otros procedimientos. Si bien los hallazgos obtenidos son prometedores, hay que tomarlos con cautela, pues que aún no se ha demostrado que esta tecnología sea superior a la endoscopia convencional, sino que más bien se trata de un complemento de esta.
En conclusión, nos hallamos ante una nueva herramienta útil y complementaria a la endoscopia convencional, que permite explorar de forma no invasiva todo el tubo digestivo desde la boca hasta el ano (panendoscopia). A pesar de este horizonte tan prometedor, se debe ir aún con cautela dadas las limitaciones que estos dispositivos aún presentan y, muy probablemente, pronto se pulirán.
Esta entrada ha sido elaborada por José Francisco Juanmartiñena Fernández, médico adjunto del Servicio de Digestivo del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) y doctor por la Universidad Pública de Navarra (UPNA) con una tesis doctoral sobre lesiones extra-intestinales detectadas con cápsula endoscópica